No. La literatura cubana contemporánea no es solo aquella que publican las casas editoriales en la Isla. La literatura cubana contemporánea no es ni tan siquiera la que comercializan grandes monstruos como Alfaguara, Tusquets, Planeta y Anagrama. Ello es apenas una pequeña parte de todo cuanto se produce, de todo cuanto se consume. Una vez piense así, podrá entender entonces lo que viene a continuación.
Imagine un sello editorial independiente en Cuba. Piense en este sello editorial como una suerte de oasis, un resquicio por el cual pasan varios escritores -algunos conocidos en el país, otros no tanto- que se alejan del canon, de lo simbólicamente establecido como literatura cubana. Entienda que para existir este sello editorial debe sortear obstáculos, estar al amparo de otras instituciones como el Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso, en colaboración con Ediciones Cajachina. Que entre sus múltiples propósitos está el de visibilizar ciertas zonas, ciertos textos que son del agrado -en este caso- de un editor en particular. Un editor a quien le gusta intervenir, armar publicaciones y romper con la precariedad del libro en la Isla.
Eso es Colección G. O quizás un poco más: un sello editorial con apenas unos pocos años de existencia que parte de un criterio no ecuménico para privilegiar una estética determinada. Es, desde el punto de vista comercial, un proyecto riguroso que se monta en los estándares internacionales de distribución. Es pensar la literatura desde otra tesitura, desde otra dimensión.
Colección G
Colección G
Colección G
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