15.00

SINOPSIS

Iván y Azucena son una pareja de estudiantes con un futuro prometedor. Un día Iván conoce a Marina, una misteriosa joven de ojos violeta, y gradualmente comienza un descenso hacia la oscuridad de un mundo donde el progreso tecnológico y el fracaso humano son inseparables.

Miguel Coyula no es un director que escribe, sino un cineasta que, además, es escritor. Y no porque la fecha de terminación de Mar rojo, Mal azul (1999) haya antecedido a sus primeros largometrajes, sino porque asume la realización de sus películas como un autor su literatura: en solitario.

El Miguel de la novela, al igual que el Coyula de Cuba ―un país, otra ficción―, rechaza las invitaciones a trabajar en industrias e instituciones, con los reglamentos de pertenencia que estas imponen; así como declina del trabajo en equipo en la búsqueda de una libertad que le compartirá al espectador una vez que logre materializar la película de narración interactiva que planea. Una libertad, sí, totalitaria, pero inofensiva, puesto que Coyula no encarna a un político. Se trata del único totalitarismo benévolo: el del creador sobre su obra.

Mar rojo Mal azul le debe mucho más al cine que a la literatura. Cada oración es una imagen, un plano, y su concatenación está pensada como un montaje cinematográfico. No por casualidad este texto dio origen a los largometrajes Cucarachas Rojas (2003) y Corazón Azul (2021) y, en 2022, a su novela La isla vertical.

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