“Gente molesta en general”: Rebelión en el manicomio…
Un altoparlante anuncia que los pacientes de Sala R, de la Clínica 26 de Julio, dan la bienvenida a los visitantes. ¿Quiénes son estos insolentes que se toman la atribución de dar una bienvenida tan poco común? ¿Qué hacen y por qué están en una clínica para enfermos mentales, un lugar que al parecer goza de soberanía propia y total impunidad? ¿Qué sucede en ese sitio esperpéntico, manicomio-país o país-manicomio, nunca se sabe? Son algunas de las preguntas que se debaten en la obra de teatro, Sala R, escrita y dirigida por la actriz, directora y dramaturga Lynn Cruz y representada por el grupo Teatro Kairós.
Los espectros de la muerte deambulan por el patio, el jardín o cualquier otro lugar donde se ponga en escena la obra, y se ven moscas alrededor de un cadáver; incluso, una posada sobre su brazo ensangrentado. En el recinto donde están recluidos los pacientes más peligrosos de la clínica, criminales y sicópatas, se ha cometido el asesinato del enfermero que los atiende, máxima autoridad visible, un profesional de alta cualificación del sistema de salud cubano. Desde el mismo inicio, Sala R presenta credenciales: la muerte de la autoridad por parte de los recluidos, alienados, los que no tienen voz ni voto y hay que corregir; en fin: “gente molesta en general”. Los olvidados de la tierra, en el manicomio, se han rebelado contra el poder absoluto, la institución médica como centro hegemónico; pero este suceso escénico puede hacer alusión a un área más extensa que un simple hospital siquiátrico; queda a disposición del espectador; por ejemplo, puede señalar con bastante precisión a la Cuba actual, isla prisión o manicomio gigante, (se está por investigar), donde por el tiempo en que aparece Sala R en escena se conjeturan serios asomos de conato: la población insular y la del manicomio, como colonias penitenciarias díscolas, ¿Kafkianas?, se rebelan casi al unísono, y aún se escuchan los ecos de sus reclamos. Una nube de humo cubre el escenario para luego disiparse: muerte y oscuridad dan paso a las siguientes escenas, nueve en total, y comienza a desenredarse la madeja.
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