Para conmemorar este mes de la mujer, rumbo al #8M, les traemos varios títulos de escritoras cubanas (dentro y fuera de Cuba), publicados en las colecciones Mujeres de nieve, Colección G, Colección Cuba y Arte Impossible:
𝘈𝘮𝘰𝘳 𝘴𝘦 𝘦𝘴𝘤𝘳𝘪𝘣𝘦 𝘤𝘰𝘯 𝘔 𝘥𝘦 𝘮𝘶𝘦𝘳𝘵𝘦 de Lien Carrazana Lau, 𝘌𝘭𝘪𝘻𝘢𝘣𝘦𝘵𝘩 𝘢ú𝘯 𝘫𝘶𝘦𝘨𝘢 𝘢 𝘭𝘢𝘴 𝘮𝘶ñ𝘦𝘤𝘢𝘴 de María Matienzo, 𝘍𝘳𝘦𝘴𝘢 𝘴𝘢𝘭𝘷𝘢𝘫𝘦 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘴𝘪𝘦𝘮𝘱𝘳𝘦: 𝘏𝘪𝘴𝘵𝘰𝘳𝘪𝘢𝘴 𝘥𝘦 𝘢𝘮𝘰𝘳 𝘺 𝘧𝘢𝘴𝘵𝘪𝘥𝘪𝘰 de Haydée Sardiñas, 𝘓𝘢 𝘤𝘢𝘴𝘢, 𝘦𝘭 𝘮𝘶𝘯𝘥𝘰 𝘺 𝘦𝘭 𝘥𝘦𝘴𝘪𝘦𝘳𝘵𝘰 de Barbarella D’Acevedo, 𝘓𝘢 𝘤𝘢𝘭𝘭𝘦 𝘦𝘴𝘵á 𝘰𝘴𝘤𝘶𝘳𝘢 𝘱𝘦𝘳𝘰 𝘯𝘰 𝘮𝘦 𝘪𝘮𝘱𝘰𝘳𝘵𝘢 de Lis Monsibáez, Viajes d𝘦 𝘶𝘯𝘢 𝘨𝘶𝘢𝘫𝘪𝘳𝘢 de Iris Cepero, 𝘕𝘰 𝘴𝘢𝘣𝘦, 𝘯𝘰 contesta de Legna Rodríguez Iglesias y la antología Las inconstantes. Literatura y resistencia de mujeres en Cuba.
𝘈𝘭𝘢𝘮𝘢𝘳, 𝘵𝘦 𝘢𝘮𝘰 es una antología de cuentos que explora el erotismo desde la voz de 15 escritoras cubanas.
Ellas son: María Matienzo, Lien Carrazana, Anisley Negrín, Dazra Novak, Yusimí Rodríguez, Jamila Medina, Legna Rodríguez, Haydée Sardiñas, Marvelys Marrero, Irina Pino, Susana Haug, Verónica Vega, Yamila Peñalver, Odette Casamayor y Rita Martín.
En el volumen puedes encontrar historias que abarcan «desde el lovemaking desenfadado con reminiscencias nacionales hasta el muy serio del abuso infantil» ( Teresa Dovalpage: Prólogo).
Está ilustrado con acuarelas, aguafuertes y plumillas de un erotismo muy especial, a cargo, de Leonel López-Nussa; contó con edición y selección de Jorge Carpio.
A partir de este libro, surgió la Colección Mujeres de nieve, de Ediciones Hurón Azul, que ha brindado espacio a autoras cubanas a lo largo de los años.
Lo encuentras en Madrid en la librería Fondo de Cultura Económica Juan Rulfo.
También lo puedes adquirir desde cualquier parte del mundo (con un 5% de descuento), a través del enlace: https://huronazul.es/product/alamar-te-amo/
Si eres de las personas que te gusta tener toda la información de un personaje de ficción, y en este caso eres admirador de Mario Conde, el ex policía sentimental y metido a librero de ocasión, tenemos una buena noticia para ti: la antología Regreso a la isla en negro. Nuevos relatos de crimen y enigma, se abre con un relato cuasi inédito (apareció en el diario español El Mundo en 2015) del mencionado personaje.
Siguiendo la estela de Conde, tenemos su nacimiento en la novela Pasado perfecto, 1991 (serie Mario Conde #1), seguida por Vientos de cuaresma, 1994 (serie Mario Conde #2), Máscaras, 1997 (serie Mario Conde #3), Paisaje de otoño, 1998 (Serie Mario Conde #4), Adiós Hemingway (serie Mario Conde #5), La neblina del ayer, 2005 (serie Mario Conde #6), La cola de la serpiente, 2011 (serie Mario Conde #7), Herejes, 2013 (serie Mario Conde #8; La transparencia del tiempo, 2018 (serie Mario Conde #9); y su última obra, actualmente presentada mundialmente, Personas decentes, 2022 (serie Mario Conde #10).
La buena noticia es que este mismo 2022, la antología Regreso a la isla en negro publicó el relato Cuestiones de familia, una breve aparición (o no tan breve, para ser un relato) de Conde en lo que parece ser un sencillo problema familiar.
Puedes encontrarlo, bajo pedido, en: https://huronazul.es/product/regreso-a-la-isla-en-negro-nuevas-historias-de-crimen-y-enigma/ y en tu librería favorita. Si lo quieres ver y tocar primero, las librerías Estudio en escarlata y Juan Rulfo FCE de Madrid lo tienen en sus estantes.
Por James Campbell Jerez
Hurón Azul, Managua, 20 de diciembre de 2020
En el programa de Radio Televisión Martí “Entre nosotros” (16 de noviembre de 2020) el poeta Orlando González Esteva entrevista a Teresa María Rojas (poeta, actriz y profesora de teatro), cubana como él y, también como él, exiliada. El poeta González Esteva, es amigo personal y de la poeta Rojas y como tal la ayuda en la caza permanente de la palabra precisa que esta autora utiliza para titular sus poemas y/o poemarios. Pero no es un proceso sencillo, confiesa Rojas, pues la palabra precisa, tanto para titular un poema o un poemario la busca, mientras esta la acecha, la acosa; me dice “búscame, búscame o no te dejo respirar”.
Mientras tanto, Rojas se debate entre dos pasiones: el teatro y la poesía. Y en esta dualidad se entrecruzan los acosos inspiradores e iluminantes. Al primero lo define como un amante exigente y cruel que mientras está con él, le brinda la posibilidad de la inspiración poética, misma que se le presenta como el beso del amante efímero, por lo egoísta y acaparador que es el amante del arte escénico.
Teresa María Rojas es la autora del reciente poemario “Ecos de la brevedad», 70 poemas, la mayoría de ellos inspirados en su hija fallecida, afirmó la autora. Un libro de versos esenciales, habitados por la música y el ritmo propio de todo lo existente, como lo describe la Editorial Hurón Azul, bajo cuyo sello fue publicado.
Para la poeta, actriz y directora teatral cubana, la portada de “Ecos de la brevedad” es la pintura del artista cubano César Santos que Teresa describe como las ondas que deja una piedra cuando se lanza al agua y encima un caracol que mueve el eco y se posa una abeja tratando de entrar por el hueco del caracol. Y es como si ahí viviera la abeja. El autor de la obra pictórica ve a Teresa como una abeja, agregó la poeta.
Para esta amante de la poesía y el teatro, la primera es necesaria en estos tiempos tan turbulentos porque han significado “el gran bastón en mi vida que me ayuda a imaginarme y vivir una vida mejor”. Sin embargo, lo acaparador y desgastante del amante Teatro, le ha alejado de su otro amante, pero que contradictoriamente le sirve de inspiración para su obra poética. Sin embargo, el ser actriz le resulta terapéutico porque interpretar personas es una manera de descansar de una misma.
La obra ECOS DE LA BREVEDAD, es un libro caprichoso que reúne un manojo de versos esenciales y habitados por la música y el ritmo propio de todo lo existente.
En conversación con Rosie Inguanzo.
La presentación de “Ecos de la brevedad» se lanzará el miércoles 18 de noviembre a las 7:30 pm hora de Miami y se transmitirá desde el portal de la Feria www.MiamiBookFairOnline.com/login
Para acceder al portal de la Feria deben entrar a esta página web: www.miamibookfaironline.com/login y crear una cuenta con su dirección de email y una contraseña. El programa completo de la Feria se divulgará en esa página a partir del 1 de noviembre.
22 relatos eróticos de quince escritoras cubanas ilustrados por acuarelas, aguafuertes y plumillas eróticas de Leonel López-Nussa y un prílogo (sí, escrito así) de Teresa Dovolpage.
Las veintidós historias recogidas en este libro exploran una variedad de temas en torno a la sexualidad: desde el lovemaking desenfadado con reminiscencias nacionales hasta el muy serio del abuso infantil, indica la escritora Teresa Dovalpage en el prólogo. Otros relatos coquetean graciosamente con lo fantástico o juegan con imágenes sugerentes que se adueñan de la prosa porno poética. Tampoco falta el realismo puro y duro o la prosa posmoderna que rompe con las convenciones del cuento y se adentra en el terreno de la teatralidad.
Las escritoras de la antología son: Anisley Negrín (Santa Clara, 1981); Dazra Novak (La Habana, 1978); Haydée Sardiñas de la Paz (Villa Clara, 1966); Irina Pino (La Habana, 1965); Jamila Medina (Holguín, 1981); Legna Rodríguez Iglesias (Camagüey, 1984); Lien Carrazana Lau (La Habana, 1980); María Matienzo Puerto (La Habana, 1979); Marvelys Marrero Fleites (Santa Clara, 1981); Odette Casamayor (La Habana, 1972); Rita Martín (La Habana, 1963); Susana Haug Morales (La Habana, 1983); Verónica Vega (La Habana 1965); Yamila Peñalver Rodríguez (La Habana, 1978), y Yusimí Rodríguez López (La Habana, 1976).
Varias autoras coinciden en que la literatura consiste en mostrarse, expuesta y vulnerable, ante los ojos ávidos o morbosos del lector invisible, mientras que para otras quien se desnuda es el personaje, nunca la autora; de modo que las distintas maneras de abordar el erotismo toman forma en este volumen de cuentos donde el tema sexual, con tintes autobiográficos en algunas ocasiones, es el punto de partida para abordar otras cuestiones como la soledad, el amor, las relaciones interpersonales.
Una de las autoras antologadas afirma que escribe sobre la gente y sus conflictos, sus inquietudes, sus cuestionamientos. Si alguno de estos conflictos pisa por casualidad el terrero de lo erótico, no hay por qué no escribir sobre ello. Escribir en un oficio excitante. Otra de ellas dice que el erotismo es algo que está presente en la vida y en mi literatura como la sal en la comida.
El libro fue presentado en la librería La Fugitiva de Madrid en octubre de 2017 https://coleccioncuba.wordpress.com/2017/10/07/lien-conversa-sobre-la-antologia-erotica-alamar-te-amo-en-la-libreria-la-fugitiva-de-madrid/, en la Feria internacional del Libro de Madrid en 2018 y en la librería Alma Mater de La Habana en noviembre de 2018.
El libro en los medios
La antología erótica fue parte destacada de la reseña realizada por Diario de Cuba durante la 77 Feria Internacional del Libro de Madrid: http://www.diariodecuba.com/cultura/1527005460_39501.html así como de medios culturales cubanos tales como Havana Live (http://havana-live.com/noticias/alamar-te-amo-22-relatos-eroticos-quince-escritoras-cubanas/), Radiotelevisión Martí (https://www.radiotelevisionmarti.com/a/t%C3%ADtulos-cubanos-en-la-feria-del-libro-de-madrid/177936.html) o Havana Times (https://havanatimesenespanol.org/diarios/irina-pino/se-presenta-antologia-erotica-femenina/
Historia en dos tiempos (Ediciones El Drago, Madrid, 2019) es el nº9 de la Colección Cuba, misma colección que estuvo alojada en Ediciones La Palma hasta 2018. Historia en dos tiempos ha sido escrita por Eddy Fernández Llanes y editada por Jorge Carpio (Alamar, te amo).
Eddy fue periodista por más de 30 años. Fue corresponsal de guerra en varios países, entre ellos la Nicaragua Sandinista (la de verdad, la de los 90), así como cubrió diariamente los grandes y cotianos sucesos de la Revolución Cubana.
Historia en dos tiempos está compuesta por dos novelas breves: Huérfano, y Memoria urbana. La primera parte es un testimonio vivencial y ficcionado de la vida del autor en el campo cubano; mientras que la segunda consiste en episódicos intercambios vecinales relativos a la cotidianidad habanera.
Dentro de la colección Cuba, Ediciones La Palma, consolida su alianza con la Cinemateca de Cuba.
Después de la aparición, en 2016, del libro El cartel cubano llama dos veces, coeditado por Ediciones La Palma y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo, compendio de la cartelística cubana desde 1915 hasta nuestros días, la Cinemateca ha encargado a Ediciones La Palma que represente su reciente obra en España, denominada: “Bitácora de cine cubano”, un compendio de todo el patrimonio cinematográfico de creación nacional en 4 tomos.
Tomo 1: La República (1897-1960): Cine silente (ficción & documental) y Cine sonoro (ficción & documental)
Tomo 2: Producción ICAIC (1960-2017). Volumen I: Ficción & animación
Tomo 3: Producción ICAIC (1960-2017). Volumen II: Noticiero ICAIC Latinoamericano
Tomo 4: Producción ICAIC (1960-2017). Volumen III: Enciclopedia Popular / Documentales científico-populares / Revistas cinematográficas
Estos volúmenes constituyen la única referencia de su tipo sobre la producción fílmica cubana, desde el cine silente en 1897 hasta la producida por el ICAIC desde su constitución en 1959 hasta el año 2017. El presente proyecto puede entenderse como el producto de décadas de recuperación del patrimonio fílmico cubano, siendo éste la guía o bitácora, entendido como andadura, revisión, ampliación y rectificación. En su origen, la bitácora fue un cajón donde permanecía el libro de ruta para verificaciones constantes de la travesía, era el reservorio del conocimiento. Así debe verse este conjunto de informaciones que detallan un oficio, una afición y un placer comenzado en los albores del cinematógrafo, que fueron los del sigloxx.
ANTECEDENTES DEL PROYECTO: EL CINE CUBANO Y LA CINEMATECA DECUBA
La Cinemateca de Cuba, en años recientes, comenzó a vivir un anhelado programa de restauración y digitalización de toda la producción, cumpliendo así su primer objetivo: preservar la memoria; para cumplimentar inmediatamente su segundo objetivo: el educativo, el de difundir esa memoria, para el enriquecimiento de todos. La «Bitácora» es parte esencial en el logro de este propósito.
Aquí se reúne la información recuperada de la producción cinematográfica cubana, incluyendo la información complementaria sobre la parte que, hasta el presente, siempre ha faltado: las películas no pertenecientes al Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) como empresa señera. Es una contradicción que solamente explican las circunstancias en que ha trabajado la Cinemateca de Cuba, creada, regida y mantenida por el aparato central de la producción audiovisual cubana durante más de medio siglo.
Las películas que no controlaba, ya fueran institucionales, de grupos o individuales, en el trabajo cinematecario quedaban en el simple archivado de informaciones, reportajes y crónicas periodísticas. Y el actual compendio surge, precisamente, en un tiempo-bisagra, período de cambios en que esa otra producción adquiere gravitación. Aceptar el reclamo implica un punto de giro. A no dudarlo, su información constituye una adenda de estos libros.
La trayectoria de la Cinemateca de Cuba refleja la del cine cubano de los inicios, cuando cada proyecto de película equivalía a una empresa y fenecía una vez concluida. El ICAIC dotó a esta Cinemateca con una colección de cine, algo que la define en la consideración de la Federación Internacional de Archivos Fílmicos (FIAF).
Existió un proyecto antecesor, en los años cincuenta, que solo fraguó como activismo de un cine-club, a pesar de aunar talentos jóvenes y valiosos; su principal adversidad fue el desinterés de sucesivas gobernaciones, incapaces de comprender y dar calor a una aspiración de ese tipo.
El instituto de cine fundó una verdadera cinemateca, dirigida por Héctor García Mesa, sujeta a los pálpitos de la industria, su mayor bien y su dificultad suprema. Pulió y reconstruyó filmes, línea en que no tuvo un trabajo de gran relieve. Sí lo alcanzó en la documentación, terreno donde se forjó la presente “Bitácora”. Fue su iniciadora la especialista María Eulalia Douglas, baluarte de muchos años, hasta que llegaron a la convicción de que el ambicioso listado que presentamos requería un trabajo conjunto. El crecimiento del número de colaboradores, como puede verse más adelante, también traduce el rigor de la obra.
Consignada por documentales, ficción, dibujos animados y noticieros, la producción fílmica que se relaciona es asombrosa para la Isla en medio de corrientes tormentosas y, también como el mar, siempre recomenzando. La consideración ganada por el cine cubano, sus creadores e intérpretes, traducida en premios y reconocimientos, denota la pasión puesta en sus afanes creativos.
Sorprende el simple hecho de la supervivencia, de una industria que se cuenta entre las más costosas y arriesgadas. Es una experiencia digna, con puntos culminantes en una trayectoria que provoca asombro y reconocimiento hasta en la curva que devela un cierre de parábola, el referido tiempo-bisagra, que requiere imaginación y riesgo. En ese sentido, aunque demorada, esta Bitácora llega cuando debe llegar.
Contrario a la magnificación que se le otorga en la distancia, el clima tropical no es tan benigno como se piensa, con temperaturas altísimas y supremos grados de humedad, donde la polución más que crecer, se perpetúa. El estado crítico del celuloide cautivo en las bóvedas de la Cinemateca de Cuba llegó a niveles de espanto. Condicionada por los altibajos económicos, no siempre contó con las posibilidades mínimas para salvaguardar en profundidad su colección de películas, resignada a un mantenimiento discreto que, gracias al ICAIC, no le faltó. Pero en los finales años ochenta y en los primeros noventa, con alguna ayuda extranjera, se inició un proceso de revisión y restauración de algunas bóvedas, que no llegaron a climatizar.
En ese sentido, en diciembre de 2006, la Presidencia de la Junta de Andalucía autorizó a la Empresa Pública de Gestión de Programas Culturales (hoy Instituto Andaluz de las Artes y las Letras) para rehabilitar las catorce bóvedas que resguardan el patrimonio cinematográfico, la reconstrucción en profundidad de las instalaciones, la habilitación de equipos para el control de la temperatura y la humedad relativa, la instalación de sistemas de seguridad contra incendios, estanterías móviles, creación de tres talleres para la revisión y restauración de los materiales fílmicos y la compra e instalación de equipos para el escaneado de películas y otros documentos, más la digitalización de todos los soportes analógicos.
Debe comprenderse que a los efectos prácticos los vínculos de la Cinemateca con el ICAIC resultan predominantes. Hablamos de 6.485 filmes, películas a 50.000 rollos de películas cubanas y 22.000 de cine internacional, para un total de 72.000 rollos. En la cifra entra la producción anterior a 1959 y toda la del ICAIC, desde su fundación hasta la actualidad. La labor de restauración en las bóvedas de los Archivos Fílmicos y en el Laboratorio y otras dependencias, contribuyó de modo determinante a detener el proceso de deterioro y crear condiciones óptimas para la conservación del patrimonio cultural cubano. El anhelado programa de restauración, digitalización, difusión cultural y económica referido anteriormente, de la Cinemateca de Cuba y el ICAIC son la base trazada en este libro, “Bitácora del cine cubano”.
LA BITÁCORA DE CINE CUBANO
Esta «Bitácora» detalla lo hecho antes del surgimiento del ICAIC en 1959, y lo posterior producido desde el nacimiento de esta peculiar institución que ya en su nombre de bautizo lleva intrínseca la unión de su propósito más preciado, léase: Instituto cubano del ARTE e INDUSTRIA cinematográficos. Aquí están detalladas y acompañadas de toda la imaginaría de cada época, todas sus películas, agrupadas por períodos y categorías para conocer el talento aplicado al cine y sus creadores.
La producción silente aparece gracias a la indagación en viejos documentos y en la prensa periódica; de la misma manera que el cine parlante, todo ello forma parte del Tomo I «La República», piezas previas a la constitución del ICAIC. A los efectos de la cultura cinematográfica ese período tiene gran importancia como herencia de la cultura cinematográfica de todo lo que se produjo después.
Los siguientes tomos, son el Tomo II: Largometrajes de ficción y animados, que es donde se reúne lo más destacado de la cinematografía cubana de todos los tiempos: las películas del ICAIC, con sus detalles técnicos y algunos de sus carteles.
El Tomo III asume la primera parte de la documentalística insular, con la característica de que allí está el Noticiero ICAIC Latinoamericano en sus 1.490 ediciones, realizado por Santiago Álvarez y categorizado por la UNESCO como Memoria del Mundo.
El Tomo IV, que contiene la otra parte de los documentales nacionales así como revistas cinematográficas, es el único tomo que no ha salido a la luz. En este momento, las y los especialistas de la Cinemateca de Cuba realizan la labor de documentación previa que permita reconstruir el cierre de su gran obra.
Las autoridades cinematográficas que participan en la obra (ensayos cortos), son: Omar González, Ambrosio Fornet, Luciano Castillo, Joel del Río, Jorge Luis Sánchez, Mario Masvidal, Fernando Pérez, Daniel Díaz Torres, Manuel Pérez, José Galiño, Frank Padrón, Jorge Fiallo, Raúl Rodríguez, Alicia García, Sara Vega, Paul Chaviano, Reynaldo González, Mario Naito, Luis González Nieto, Pablo Pacheco López, entre otros.
Por su notable composición gráfica, así como por la apuesta de su composición, podemos decir que estamos ante un libro – objeto, que trasciende estéticamente su mismo y extraordinario contenido.
SOCIOS DEL PROYECTO
En este proyecto han creído desde el inicio algunas instituciones públicas españolas: En primer lugar, La Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo, que coedita tanto los 3 tomos de la Bitácora como el libro de carteles; en segundo lugar, el Ministerio de Cultura de España, quien coedita la Bitácora III; y finalmente la Filmoteca Canaria, que lo hizo con Bitácora I. Sin estas instituciones, el proyecto no hubiera sido una realidad.
CARACTERÍSTICAS TÉCNICAS
Impresión: Digital
Formato: 220x266mm
Interior: Papel 100 gr blanco impreso a una tinta.
Cubierta: Cartulina 30 gr impreso a 4 tintas por una cara con solapas de 100mm con plastificado brillo.
Encuadernación: Rústica cosido hilo.
Número de ejemplares: 500 por cada tomo
| Madrid | 11 de Junio de 2018 – 20:15 CEST
Miguel Ángel Fraga quería ser un intelectual o un promotor cultural, pero su vida cambió en 1992, cuando fue diagnosticado seropositivo y recluido en el sanatorio de Santiago de Las Vegas, en La Habana, conocido como Los Cocos.
Los médicos le pronosticaron cinco o seis años de vida, así que empezó a escribir un diario con la idea de que fuera publicado póstumamente. Su objetivo era que se supiera lo que vivieron las personas en el sanatorio.
Ese diario, terminado en 1997, ha visto la luz 20 años después como novela. Se titula Casa cercada y la ha publicado Ediciones La Palma dentro de la Colección Cuba. Y no es una publicación póstuma. Miguel Ángel Fraga, quien vive en Suecia, la ha presentado en la Feria del Libro de Madrid.
Me equivocaba al suponer que lo reconocería enseguida. Está a años luz del joven serio y tímido cuyos textos se representaban en el Festival de Monólogos de Arroyo Naranjo. Quienes asistíamos en los 90, recordaremos siempre «Nalgas al fondo» y «Gunilla».
Este Miguel Ángel es un hombre desinhibido y jocoso, conversador, juvenil a sus 52 años, encantado de que el camarero quiera que le firme el ejemplar de su novela y de fotografiarse con él.
Increíblemente, fue en Los Cocos donde se deshizo de inhibiciones, miedos, complejos. «Al entrar al sanatorio, asumí mi homosexualidad. Antes, llevaba una doble vida. Allí tuve que escoger entre estar con los heterosexuales o con los homosexuales», recuerda en conversación con DIARIO DE CUBA.
«También me liberé de la vergüenza del cuerpo. Nos desnudaban todo el tiempo para investigarnos; había que mostrar las nalgas diariamente porque nos inyectaban interferón».
Fue también en Los Cocos donde se hizo escritor, aunque ya escribía.
Escribía poesías, cuentecitos, cosas cursis. Nunca estuve en un taller literario. En el sanatorio hablé con otro paciente, que contactó con la Casa de Cultura de Santiago de Las Vegas. Ahí conocimos a Ana María Rojas. Ella contactó con la Casa de Cultura de Arroyo Naranjo y conocimos a Lourdes Zayón, quien me dijo «suelta tus demonios a través de la literatura».
Cuando empecé a escribir mis vivencias y las que veía a mi alrededor, me hice escritor, porque tomé la literatura en serio, como un arma para enfrentarme a un medio hostil en el que sentía miedo, culpa, vergüenza. No solo escribí sobre el VIH, también cuentos macabros y muy ácidos. Liberé todas las frustraciones por no poder hacer, por sentirme dominado. Podían encerrarme en un sanatorio, pero no quitarme la palabra.
¿Por qué nuevamente el tema del VIH? ¿no teme ser considerado un escritor monotemático?
Tengo otras cosas, pero a los editores no les interesan. Les resulta más atractivo el tema del sida. Con esta novela pienso que cierro todo cuanto tengo que decir. Ya quiero cerrar este capítulo.
Terminé este diario en 1997 y siempre pensé que se publicaría después de mi muerte. No escribí solo sobre mí; vi enseguida que todas aquellas vidas eran interesantes; la mía, una más.
Cuestiona que el Gobierno haya encerrado a los seropositivos, pero estadísticas sobre el VIH en América Latina entre 1986 y 1996 muestran a Cuba con la incidencia más baja del continente. ¿No justifica eso la reclusión?
Es lo que siempre han dicho. Quizás hubiera menos incidencia, ¿pero dejaron de aparecer casos? Constantemente las personas se infestan con VIH. Si dijéramos que se creó un sanatorio y en cinco años no hubo casos… El sanatorio se creó en 1986 y había unas 50 personas. Yo entré en 1992 y era el paciente número 525. Ya había sanatorios en otras provincias.
¿No fue loable el esfuerzo del Gobierno cubano para proporcionar a los pacientes buena alimentación y condiciones de vida en medio del Período Especial, al punto que muchas personas querían inocularse el virus para estar allí?
Lamentablemente, no. Es injusto sacrificar a la minoría en beneficio de la mayoría. Es lo que hace un sistema socialista. Éramos la minoría: drogadictos, homosexuales, putas. Y, lo que no se decía, soldados cubanos que pelearon en África y fueron los que introdujeron el VIH en Cuba. Entonces, si la mayoría de los infestados eran homosexuales, los soldados también eran homosexuales o bisexuales.
Mantenernos era responsabilidad del Estado por habernos aislado. Como era una enfermedad internacional, y se sabe que hay un enfrentamiento total entre el capitalismo y el socialismo, había que justificar aquello con buena alimentación, medicinas, etc. Teníamos muy buenas condiciones, pero pagábamos un alto precio al estar recluidos.
¿Qué lo ayudó a sobrevivir?
Aceptar mi sexualidad y mi condición de seropositivo. La alegría, todo lo sazonábamos con humor. En el sanatorio había una sala de observación para quienes enfermaban. Si era grave, los llevaban al Instituto Pedro Kourí (IPK), que llamábamos el aeropuerto, porque cuando tomas un avión subes al cielo. A quien se recuperaba y regresaba al sanatorio, le preguntábamos «¿perdiste el vuelo?».
El sexo, no dejábamos de tenerlo. Estábamos en una clínica y, cuando salíamos de pase, unos acompañantes nos vigilaban para que no tuviéramos relaciones sexuales. Pero en el libro abundan.
Y perdonar, que libera la mente y el cuerpo, sana el alma. No odio a quienes me hicieron daño.
Tras 26 años viviendo con VIH, Miguel Ángel Fraga no se arrepiente de nada. «Todo han sido experiencias», afirma. Le gustaría que Casa cercada se publicara en Cuba. Ojalá suceda.
http://www.diariodecuba.com/cultura/1528740904_39957.html