Inaugura el Presidente de Cuba Díaz-Canel la nueva sede de la Cinemateca de Cuba

Por: Rubén Ricardo Infante
Publicado en: Cultura Cubana

Con la presencia del presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, se inauguró este 20 de octubre la nueva sede de la Cinemateca de Cuba. El acto de inauguración es una de las actividades desarrolladas por el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) dentro de la Jornada de la Cultura Cubana.

La Cinemateca de Cuba, fundada en 1960 por Héctor García Mesa, ocupa a partir de este martes la antigua residencia de Alfredo Guevara (1925-2013), figura esencial en el movimiento del cine cubano después de 1959. La casa, ubicada en la calle 11, entre 2 y 4, en el Vedado habanero, acogerá a partir de este momento la labor de conservación, investigación y promoción del cine cubano e internacional que desarrolla la institución.

El director de la Cinemateca, Luciano Castillo, expresó: En nombre del heterogéneo equipo de esta institución, testimonio el reconocimiento a las máximas autoridades del gobierno por asignarnos este espacio privilegiado e incomparable que habitara Alfredo Guevara, un fundador por antonomasia. Su impronta, como la de Héctor García Mesa, acompaña perennemente nuestra denodada labor. Deseamos transmitir nuestra gratitud por el constante aliento recibido de la presidencia del ICAIC.

A título de los cineastas y trabajadores, el presidente del ICAIC, Ramón Samada, entregó a Díaz-Canel una visión contemporánea del cartel del filme Lucía (Humberto Solás, 1968), obra del diseñador Patricio Herrera Vega, para que se le haga llegar al compañero Raúl Castro, primer secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba. Asimismo, Luciano Castillo entregó al presidente cubano el cartel ganador de la convocatoria que celebró los 90 años del natalicio de uno de nuestros cineastas mayores, Tomás Gutiérrez Alea, obra del diseñador Jorge Félix Rodríguez.

En la actividad se exhibió un audiovisual realizado por Manuel Pérez y Kenia Velázquez, que rinde homenaje a Alfredo Guevara y a Héctor García Mesa, además de rescatar para la memoria del cine cubano y nuestra cultura la labor de una institución como la Cinemateca de Cuba a lo largo de sus seis décadas de existencia.

Como parte de la labor de búsqueda e investigación que desarrolla la Cinemateca se presentaron fragmentos de una copia encontrada hace cinco años de Cancionero cubano, filme estrenado el 7 de agosto de 1939.

Según refirió Castillo, la compañía Películas Cubanas Sociedad Anónima encomendó esta sexta producción al catalán Jaime Salvador, director de los tres precedentes: Estampas habaneras, Mi tía de América y La última melodía. Al principio era un cortometraje, cuyo argumento era un pretexto para eslabonar incidentes humorísticos con las más populares canciones del maestro Ernesto Lecuona justificadoras del título. En las cintas anteriores la música era un aderezo prodigado dentro de la trama, pero en Cancionero cubano es la razón de ser”.

En la inauguración participaron también otros dirigentes del Estado y el Gobierno junto a cineastas, investigadores y especialistas que laboran en la Cinemateca de Cuba.

Lée la entrevista original en: http://www.cubadebate.cu/noticias/2020/10/20/inaugura-diaz-canel-nueva-sede-de-la-cinemateca-de-cuba/

El Centro Cultural Cubano de Nueva York dedica su congreso anual a los vínculos entre Cuba y España

Inmigración, criollismo, independencia e integración cultural serán temas de dos próximas jornadas

El Centro Cultural Cubano de Nueva York celebrará su XIX congreso anual el próximo fin de semana en dos jornadas que dedicará este año a los estrechos vínculos entre Cuba y España y que se realizarán de manera virtual a través de la página oficial de la institución.

El evento, titulado España en Cuba: un ir y venir se concentrará el sábado 21 de noviembre en la inmigración, el criollismo y la gestación nacional con las palabras de bienvenida de la presidenta del centro cultural, Iraida Iturralde, y la conferencia de apertura “España en Cuba… y viceversa” y un conversatorio vía Zoom.

Ese mismo día la jornada vespertina iniciará con el segmento gastronómico “La comida española lejos de España, el contrapunteo de la tortilla y otras anécdotas”, a cargo de Juan Ángel Espasande, de Ñ Tapas Bar, situado en Crosby Street en Nueva York.

A las 2:00PM está previsto un panel con fragmentos fílmicos y las conferencias “El obispo Espada y su legado a Cuba”, “El habla de Andalucía y el español de Cuba: una identidad compartida”; “Sociedades gallegas en Cuba: Identidad local y movilización atlántica (1870-1940)”, y “Cuba y Asturias: Rutas de memoria y reinvención”, tras las que se realizará otro conversatorio, también vía digital.

El día cerrará con danza fusión, flamenco cubano, una propuesta de la compañía de Lizt Alfonso.

El domingo el congreso del Centro Cultural Cubano de Nueva York sesionará centrado en la independencia, la identidad e integración cultural.

El programa incluye la presentación del Premio Amelia Peláez 2021 en su jornada matutina durante la cual también se celebrará un panel que incluye un testimonio de Juan Goytisolo sobre la Cuba colonial y se conversará sobre el legado empresarial de los catalanes en Cuba, los lazos histórico-literarios entre Cuba y Canarias, entre otros temas.

A las 2:00PM tendrá lugar la mesa redonda “Cuba en España” con historias del exilio cubano. Entre varios testimonios, Pablo Díaz Espí, director de DIARIO DE CUBA, hablará sobre el trabajo de nuestro medio.

En una sección en primer plano se presentarán algunos hitos de la farándula española en Cuba, con Carmen Amaya, Sarita Montiel, Lola y Lolita Flores, entre otros, y una coda en Son de negros en Cuba (filme) cerrará el programa a las 5:00PM.

Los asistentes al congreso en línea tendrán acceso exclusivo a tres eventos complementarios que se celebrarán en diciembre.

Estos son El punto cubano y el son, una sesión en vivo entre Yuniel Jiménez y Yeray Rodríguez desde Nueva York y las Islas Canarias, el martes 1 a las 7:00PM; la premiere mundial de la obra de teatro La Indiana, de Saida Santana, en vivo desde Madrid, el domingo 13 a las 5:00PM; así como el espectáculo ¡La Magia de la Zarzuela!, con arias legendarias de zarzuelas cubanas y españolas, en vivo desde México, el viernes 18 de diciembre, a las 7:00PM.

El programa del congreso ha sido presentado en asociación con el Instituto Cervantes, el Instituto Canarias-América of Hunter College, el Forum on Migration of Bernard College, el Instituto de Estudios Latinoamericanos y el Greater Caribbean Center de la Universidad de Columbia.

Lée la noticia original en Diario de Cuba: https://diariodecuba.com/cultura/1605270241_26444.html

FRESA SALVAJE PARA SIEMPRE… en ojos de otros cuentistas cubanos

FRESA SALVAJE PARA SIEMPRE. HISTORIAS DE AMOR Y FASTIDIO es una selección de relatos de cuatro libros de la escritora cubana Haydée Sardiñas de La Paz. Tres de esos libros han sido editados en Cuba (Historias de amor y fastidio, Recortes del paraíso y Fosforera Bill) y otro permanece inédito. Esta selección, que ahora presentamos dentro de la Colección Mujeres de Nieve, ha sido comentada por otros autores cubanos. Exponemos aquí algunos fragmentos.

Yoss sobre “Historias de Amor y fastidio”

¿Literatura femenina? ¿crítica social?  Todo eso y más. Los cuentos de este libro, no por breve menos contundente, pueden ser estremecedores en su ingenua, a veces alienada y cotidiana crueldad. Escritos con un estilo sincero y directo, con grata fluidez, 200% en función de lo más importante de la literatura y el arte en general: conmover… inspirar amor, fastidio o ¿por qué no? Ambas emociones a la vez.

Carelsy Falcon sobre “Recortes del paraíso”

Con una prosa concisa, irónica, pero llena de sutilezas, Haydee describe la cotidianidad abrumadora, la desidia, la abulia que consume a cada uno de sus protagonistas. Las historias son escenas, recortes de los ambientes donde se desdoblan estos individuos carentes de motivación, de planes, de alegrías, encerrados en una increíble orfandad.

Paradójicamente estos cuentos, están llenos de vacío.

Jose Raul Fragela sobre “Fosforera Bill”

Protagonizan estas  historias seres que al lector se le antoja haberse cruzado alguna vez en el trayecto de su propia existencia. Hombres y mujeres signados por la soledad, incapaces de adaptarse a las circunstancias que, pese a las particularidades de cada relato, resultaran familiares desde un primer acercamiento. Haydee no intenta timarnos con alardes de técnica literaria (muy bien utilizada , no obstante) pero resulta imposible atisbar la realidad que ha diseñado sin involucrase y tomar partido, sufrir o sonreír con los personajes tan vívidamente perfilados que terminaran por recordarse como viejos conocidos.

 

 

Adiós, Habana

La golondrina de vuelta a su pasado
no encuentra el nido.
“Rincón de Haikus”, Mario Benedetti

Mateo miró la botella de Havana Club que llevaba en la bolsa plástica, subió la vista hacia el balcón y gritó: ¡¡¡¡Negroooooo!!!!! Su grito rebotó en el aire para caer como eco sordo sobre sus oídos. Repitió varias veces y nada. A punto de irse una señora asomó la cabeza desde el balcón.

⎯Señora, ¿Leo se encuentra?

⎯Él ya no vive aquí…

⎯¿Pudiera darme su nueva dirección?

⎯No me la sé.

Calle abajo, Mateo se pregunta cómo es posible que el negro se haya mudado del “pañal”, como le decían en los buenos tiempos al cuartico de Centro Habana donde nunca faltaron chicas para el negro y el resto del piquete, él incluido, que no es un conquistador en potencia. Cómo pudo irse y dejar tantas madrugadas clavadas como estampillas pornográficas en las paredes, dibujos que ahora quedaron flotando, sin sentido, sobre las cabezas de otros que ignoran las vibraciones de esas paredes.

La suave voz de Mónica cayendo como lluvia sobre sus hombros, goteando camino a la ingle, sacando chispas bajo la ropa. Hasta que ella, la dulce niña mala, la arisca bailarina, descolgara sus palabras en gestos, en caricias, y tomara por asalto su cuerpo liberando al prisionero que crecía entre mis piernas y deteniendo con gracia los gestos de ambos en el aire, como una ilusionista, dando el mejor de los shows para su único espectador interactivo: yo. Es decir Mateo, unos años más joven.

En la avenida le hizo señas a un taxi. En ese instante recordó el rostro de ella, diciéndole adiós desde la ventanilla de un destartalado coche de los años 50, para cinco segundos más tarde pedirle al chofer casi histérica: Detén el carro, por fa, détenlo, chofe… y salir corriendo a abrazarme por la espalda en un salto que casi me deja sin aliento. Mónica es una loca, pero una loca simpática, impredecible y fiel como una perra guardiana, endemoniadamente fiel hasta el día que me dijo: Este barco se hunde, my darling…

⎯¿A dónde quiere ir? ⎯pregunta el taxista.

Mateo pensó en la calle Jesús María, en la puerta pintada de verde olivo con una cabeza de león en la aldaba y un farol desvencijado, pensó en la sonrisa de Mónica entreabriendo la puerta, pero era demasiado temprano para aparecerse ahí con una botella de ron en la mano, ¿o era demasiado tarde?

Después de cinco años del día en que el barco del amor hizo aguas y fue culpa de él: Mea culpa, Monic, mea culpa por quererme más que lo que nos quería, o quién sabe, a lo mejor te quise demasiado cuando ya no sabía cómo era que se quería.

Como sea, temprano o tarde, no es el momento, pensó y se metió dentro del taxi. El chofer hizo un gesto para subir las ventanillas y poner el aire acondicionado, pero Mateo lo contuvo. Abrió sus pulmones al olor corrupto de las calles: a comida podrida y excrementos, a humo de autobuses, al aroma del café tostado clandestino; recordó las ansías de ir disfrutando de aire acondicionado en algún automóvil por estas mismas calles. Hace mucho de aquellos días que ahora intentaba enlazar como cuentas de un collar, pero las cuentas eran de barro y caían al suelo, se estrellaban, se volvían polvo, igual que los edificios, que los recuerdos, que la ciudad de su juventud.

Viajar alejándote de todo lo que eres hasta ese instante, aquello que no quieres perder, eso que es tu vida hasta ese momento, exiliarse como quien se corta las venas con un pasaporte visado. Eso que sangra es la ausencia de patria. Su suicidio emigrante se volvía a repetir con un bucle de abandonos. La ciudad de sus recuerdos no existía ya… Mateo miraba por la ventanilla como desaparecían árboles, edificios, costa. Como quedaba atrás un punto verde en una taza azul marino, un punto que antes fue el universo. Su universo, extinguido desde la ventanilla de un avión.

Se baja del taxi, le extiende un billete al taxista y le dice que se quede con el cambio, arrastra la maleta y entra al aeropuerto.

Mateo sabe que no volverá nunca más.


El cuento pertenece a un libro aún inédito de Lien Carrazana que publicaremos este año, cuando pase la pandemia.

HISTORIA EN DOS TIEMPOS: Una cuentinovela sobre Cuba

EDICIONES EL DRAGO Y HURÓN AZUL PRESENTAN LIBRO TESTIMONIO SOBRE CUBA

El libro supone la consecución de varios años de rescate, edición y corrección de los cuadernos personales del autor, Eddy Fernández Llanes, un periodista jubilado que entregó su vida a la Revolución y hoy nos muestra el amplio arco de vivencias entre la Cuba rural batistiana y la decadencia urbana revolucionaria del Periodo Especial.

Historia en dos tiempos es una novela fragmentada. En primer lugar, contiene la cuentinovela Huérfano, donde el autor rememora, reconstruye y por supuesto ficciona, los episodios familiares, algunos diríase que normales y otros, por el contrario, traumáticos, de una familia de origen canario en el centro de la Isla.

Cada relato de Huérfano parece crecer al mismo tiempo que su protagonista, un niño que dejará de serlo cuando, un 1º de enero de 1959, Batista abandone el país. Los capítulos van desplazándose desde la inevitable muerte del perro o la emoción por cortar la caña por primera vez, al primer enamoramiento de una muchacha habanera y, como no podría ser de otro modo, al advenimiento de la oposición a Batista y su salida del país.

La segunda parte, Memoria urbana, pretende ser una pieza teatral en pequeños actos. Una serie de personajes principales: PPG (o Pepe García), El Tío, Nora (esposa de PPG) y Migdalia (hermana de Nora) conviven en una casona de Centrohabana que tiene a la sala comedor por lugar privilegiado de encuentro, donde, al final del día, acaban todos encontrándose. Cada uno de ellos aporta una mirada diferente del gran suceso: La crisis del Periodo Especial, sobre la que todos opinan y, en no pocas ocasiones, contienden.

Esta segunda parte refiere, siempre de pasada y a través de algún personaje (lo que evita al lector o lectora tener que asimilar demasiada información en el sentido más realista), hechos de sobra conocidos por toda familia cubana, como el exilio, el matrimonio de conveniencia o la misma muerte. Memoria urbana avanza hacia un desastre familiar que, sin embargo, tendrá una inesperada (y muy cubana) resurrección.

El autor consintió en realizar una primera edición limitada a 50 ejemplares que serían repartidos, principalmente, entre colegas y amigos. Su precipitada salida de Cuba ocasionó que, la compleja relación con su editor, Jorge Carpio (quien también editó, para esta misma colección, Alamar, te amo), no llegara a buen fin, quedando, los últimos capítulos, pendientes de un último desarrollo.

En este momento, Ediciones Hurón Azul cuenta con la autorización del autor para distribuir, exclusivamente en su plataforma editorial, una docena de ejemplares. Pese a la escasa difusión realizada sobre esta obra, 4 universidades norteamericanas, con departamentos especializados en estudios cubanos, cuentan ya con Historia en dos tiempos en sus bibliotecas.

Ediciones Linkgua y Hurón Azul editan una nueva propuesta narrativa sobre Lezama Lima: La rareza…

Las editoriales Linkgua y Hurón Azul han unido sus recursos para sacar a la luz una novedosa propuesta del Académico cubano, poeta y especialista en la obra de Lezama, Virgilio López Lemus. La rareza. Cuentos, relatos y poemas narrativos de José Lezama Lima, agrupa la parte fundamental de las narraciones del gran poeta cubano, reuniendo sus cuentos clásicos, más todos aquellos textos con valor de relato dentro de sus obras ensayísticas, narrativas e incluso de la propia poesía, en aquellos poemas donde es visible la intención de narrar por la presencia de epos, personajes y situaciones de tiempo y espacios definidos. Las fronteras genéricas aparecen aquí transgredidas, pero siempre se acentúan los textos donde haya narratividad. El volumen es el resultado de la unión de seis cuentos clásicos, ocho poemas con valores narrativos, un cuento autónomo dentro de su extraordinaria novela Paradiso, y cuatro crónicas-relatos de Tratados en La Habana y Analecta del reloj.

Según las palabras del autor de la obra, en el prólogo a la misma, el autor de Paradiso (1966), el gran poeta cubano José Lezama Lima (1910-1976) fue un narrador esencial, que no sólo se expresó por esa vía genérica con dos novelas (la segunda, inconclusa, Oppiano Licario, 1978, edición póstuma) y cinco cuentos. A lo largo de su obra en verso y prosa, se hallan otros varios textos narrativos, que poseen valor per se, autónomos, y que agrupo en este libro donde, por vez primera, aparece la cuentística lezamiana en su esplendor no parcial. Este volumen es el resultado de la unión de seis cuentos clásicos, once textos a modo de poemas en prosa incluidos en La fijeza con valores narrativos, y otro más de Aventuras sigilosas, un capítulo formado por cuatro cuentos autónomos dentro de su extraordinaria novela Paradiso, y tres crónicas-relatos de Tratados en La Habana y Analecta del reloj. El osado conjunto muestra la capacidad del poeta para narrar más allá de sus dos novelas esenciales, y señala la originalidad de superar con creces las ediciones de cinco cuentos típicos que Lezama Lima mismo definiera como propios de tal género literario.

La rareza. Cuentos, relatos y poemas narrativos de José Lezama Lima saldrá a la luz el próximo mes de octubre, bajo una doble efeméride: para Linkgua constituirá el primer volumen de las Obras Completas de Lezama Lima; y para Hurón Azul esta obra será la pieza inaugural de la Colección Caracol nocturno.

Elizabeth aún juega a las muñecas, la nueva novela de María Matienzo abre la Colección Mujeres de nieve

ELIZABETH AÚN JUEGA A LAS MUÑECAS

María Matienzo (La Habana, 1979). Narradora y periodista cubana. Su relato Alamar, te amo dio título global a la antología erótica escrita por 14 narradoras cubanas en 2017. Ahora, su novela Elizabeth aún juega a las muñecas inaugura la Colección Mujeres de nieve, una ficción en la que, según Adriana Sosa, responsable de su edición: una muñeca, una mujer busca a su esposo desaparecido casi por arte de magia en un edificio de apartamentos que cobra vida al interconectar disímiles personajes e historias. Una trama atemporal que con una única referencia a Alamar, barrio habanero, podemos situar en Cuba. ¿Elizabeth aún juega a las muñecas, es pura ficción o es otra foto hiperrealista de La Habana? Como se quiera leer, porque con esa “difícil sencillez” como diría Sarduy, nos entrega María Matienzo, una novela atravesada por el caos social de nuestros tiempos que nos hace reír con sarcasmo o temer por nuestra seguridad al estar en medio de una pesadilla esquizofrénica.

Fuera de toda etiqueta de género, esta novela entremezcla lo grotesco, lo erótico; lo testimonial y lo detectivesco, la violencia real y la simbólica en un contexto donde los personajes, a los que se les borró la caracterización sicológica a propósito, parecen estar atrapados en su propio mundo asfixiante y decadente pero, por alguna razón, invulnerable al cambio. Con un lenguaje que va desde la imagen poética hasta la burda conversación de un chat, Matienzo demuestra su capacidad para burlar la ciudad letrada, el status quo, la cosa en sí, mutando ella misma en novelista sin dejar de jugar a las muñecas.

Elizabeth aún juega a las muñecas, cuya presentación está prevista para octubre, incluirá un prólogo del escritor cubano Amir Valle.

Un último brindis por el escritor Pepe Fajardo

Cuando murió Pepe, en 2016, replicamos el bello artículo que Luis Leonel León escribió sobre Pepe. Ahora, bastante después, hemos encontrado otro de su amigo Ernesto Santana que reproducimos a continuación.

Cuando muere un viejo amigo muchas preguntas quedan sin respuesta. Regresan recuerdos que parecían perdidos y aparecen preguntas que solo podría responder el que se ha ido. Interrogantes que acentúan el sentimiento de pérdida personal y que se quedarán sin respuesta para siempre.

Cuando supe que había muerto Pepe Fajardo, me di cuenta de que en los últimos veinte años no lo vi más de cinco veces. Es frecuente que el insilio separe más que el exilio. Otros amigos tampoco lo habían visto mucho más. Lo que sí parece seguro es que ya no escribía.

José Ramón Fajardo (1957) fue escritor de obra escasa. Publicó Nosotros vivimos en el submarino amarillo, una colección de cuentos merecedora de un premio David a mitad de los años ochenta y que tocaba la vida adolescente en las escuelas en el campo.

Colaboró en la antología de relatos sobre el Sida Toda esa gente solitaria y algunos cuentos de su cuaderno han aparecido en recopilaciones como la que hicieron en 2005 Raúl Aguiar y Yoss, Escritos con guitarra , cuentos cubanos sobre el rock.

A mediados de los noventa me dejó leer unos pocos cuentos que había escrito sin prisa y sin la urgencia de que otros los leyeran, como si no le interesaran mucho. Acaso, por el contrario, tenían mucha significación aunque no lo dejara notar, tal vez por su elegante evasión de la queja.

Nunca volví a ver otro escrito suyo. No recuerdo casi nada de aquellos cuentos leídos en unas pocas horas de alcohol. Lo que nunca olvido es que, cuando me pidió una opinión, le dije que aquellas páginas parecían escritas por alguien justo antes de suicidarse y se irritó mucho, para sorpresa mía, pues habíamos sido amigos muy cercanos desde 1979.

No dije aquello creyendo que pensara darse fin, pero su reacción me llamó la atención. Si bien no mostraba esa dosis de loco coraje necesaria para hacerlo, Pepe era una persona profundamente sufrida, en esencia un solitario sin cura, aun cuando buscara la cercanía de alguien. Su única fiel compañía fue la callada desesperación que a veces se adivinaba en el fondo de sus boyunos ojos miopes o en alguna de sus acotaciones al margen de la vida.

Ni siquiera quería ser un escritor conocido y respetado, a pesar de haber ganado antes de los treinta años, con lo primero que escribió

Sin embargo, esa no era su esencia cuando lo conocí. Entonces todavía no escribía, pero era evidente que terminaría haciéndolo, porque, aunque se graduó como profesor de historia, la literatura lo obsesionaba. Por ese entonces daba la impresión de haberlo leído todo y, además, de recordarlo como si lo hubiera vivido. De hecho, tuvo la suerte de una existencia bastante aliviada de carencias y no conoció la dura lucha por sobrevivir. Pero nunca fue feliz, a pesar de que no lo tentaban grandes ambiciones y de que solía ser un mayúsculo jodedor.

Ni siquiera quería ser un escritor conocido y respetado, a pesar de haber ganado antes de los treinta años, con lo primero que escribió, un premio que abría puertas y que para cualquier principiante hubiese resultado un gran estímulo.

Los cuentos de Nosotros vivimos en un submarino amarillo son juveniles, deseosos, con aquella excelente prosa suya que nació hecha y su ilación minuciosa y sutil. Luego vino la oscuridad, lenta e impregnante. No sé si aquellos bien guardados cuentos que leí mucho después fueron el nadir de esa penumbra. Si no escribió más no fue porque no tuviera nada que decir. Una de sus frases preferidas era un verso de Jim Morrison: “Quiero escuchar el grito de la mariposa”.

En su vieja casa de La Víbora vi por primera vez un cuadro original de Antonia Eiriz. Después, en mi recuerdo, aquellos cuentos pertenecen al mundo grotesco de esa pintora. El juvenil y confiado submarino amarillo naufragó en un légamo abisal, espeso, impenetrable, que hacía casi imposible desvelar los detalles del desastre. Pepe Fajardo redactó algunas notas, aquellos cuentos, pero no podía avanzar en tamaña densidad.

Así lo veo ahora, con la parcialidad y la imprecisión que imponen las circunstancias y la historia del país en las últimas tres décadas. En los primeros ochenta, pasábamos mucho tiempo con Ramón Fernández-Larrea, su mejor amigo -que estaba marcando la época con sus versos-, intercambiando libros y escritos. Llegó la perestroika. Creímos que caería el telón de nuestra brutal farsa nacional. Lo que cayó fue el mayor agujero negro en la cronología cubana. Ramón se marchó del país. Pepe y yo nos veíamos muy poco ya, cada uno en su deriva.

Pese a todo, Pepe Fajardo hizo siempre una vida relativamente ordenada. Trabajó durante casi cuarenta años como instructor en talleres literarios. Era una labor para vivir, pero él se sentía a gusto y lo hacía bien, incluso en los años en que ningún sueldo servía para nada. Era también una especie de máscara, una coartada para demostrarse a sí mismo que existía.

En casa lo aguardaban unas gafas más importantes que sus gruesos espejuelos de cegato. Solo con alcohol podía ver el cada día, como Malcolm Lowry. Sin embargo, aunque no escribiera mucho, seguía siendo el mayor devorador profesional de bibliotecas que he conocido. En la de la Fundación Carpentier, muy buena, era difícil hallar un libro en cuya tarjeta no apareciera su firma de lector.

Fanático del béisbol, y en primer lugar de Industriales, se alegraba como un niño con cualquier victoria del equipo azul, aunque recuerdo que hacía tiempo, ante la decadencia de ese deporte, ya no se ilusionaba tanto con las temporadas, aunque no dejara de merendarse cuanto libraco encontrara sobre el tema y, seguro, de ver algún juego en la televisión.

Hace poco supe que, increíblemente, había visitado a Ramón en Miami, en un viaje que hizo para ver a un familiar en Estados Unidos. Por supuesto, estaba lejos de aquel Pepe de los ochenta. Era un tipo nervioso, raro, difícil, ansioso de su madriguera. Con la noticia de su mortal ataque cardíaco supe que llevaba un tiempo enfermo. Alguien me dijo incluso que fue un final esperable.

Es triste comprobar lo poco que puede decir cualquier palabrería en estos casos. Pero hace años alguien me enseñó un antiguo brindis inglés que a veces he usado en broma, y que sé que a Pepe Fajardo le hubiera causado una media sonrisa cínica, y le hubiera gustado, como buen jodedor que era: “Brindemos por nosotros y por todos los que son como nosotros, que son pocos y están casi todos muertos”.

Paz para tu alma, por fin, querido amigo.

https://www.14ymedio.com/nacional/ultimo-brindis-escritor-Pepe-Fajardo_0_2128587122.html

 

Sobre la Colección 23y12

23y12: Dedicada fundamentalmente a sistematizar, recuperar y difundir el patrimonio cinematográfico cubano, tanto su producción fílmica como el universo que le rodea: la cartelística. Además de la cinematografía, la colección apuesta por los audiovisuales dentro de una concepción abierta del arte cubano y, cómo no, de la fotografia. La base de esta colección se establece en la alianza con la Cinemateca de Cuba y, dentro de esta, con el foco puesto en el proyecto enciclopédico “Bitácora de cine cubano”.

El cartel cubano llama dos veces. Sara Vega Miche

La Cinemateca de Cuba y a la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo AECID, trae a España el último trabajo de la Cinemateca sobre el cartel cubano, magistralmente editado por Gilberto Padilla y su equipo de Colección G. «Estos carteles de cine cubano perdurarán como expresión de una manera de hacer específica en el contexto de la Isla, y la serigrafía será su sello distintivo en la cartelística mundial. El destino pudiera ser otro, desconocido hoy, aún por escribirse. Ojalá y siempre sea a favor de los carteles».

Bitácora de cine cubano. Tomo 1. La República (1897-1960). Cinemateca de Cuba

Cine silente (ficción & documental) y Cine sonoro (ficción & documental) Esta “Bitácora” detalla lo hecho antes del surgimiento del ICAIC en 1959, y lo posterior producido desde el nacimiento de esta peculiar institución que ya en su nombre de bautizo lleva intrínseca la unión de su propósito más preciado, léase: INSTITUTO CUBANO DEL ARTE e INDUSTRIA CINEMATOGRÁFICOS. Aquí están detalladas y acompañadas de toda la imaginaría de cada época, todas sus películas, agrupadas por períodos y categorías para conocer el talento aplicado al cine y sus creadores.

Bitácora de cine cubano. Tomo 2. Producción ICAIC (1960-2017). Ficción & animación. Cinemateca de Cuba

Consignada por documentales, ficción, dibujos animados y noticieros, la producción fílmica que se relaciona es asombrosa para la Isla en medio de corrientes tormentosas y, también como el mar, siempre recomenzando. La consideración ganada por el cine cubano, sus creadores e intérpretes, traducida en premios y reconocimientos, denota la pasión puesta en sus afanes creativos. Sorprende el simple hecho de la supervivencia, de una industria que se cuenta entre las más costosas y arriesgadas. Es una experiencia digna, con puntos culminantes en una trayectoria que provoca asombro y reconocimiento hasta en la curva que devela un cierre de parábola, el referido tiempo-bisagra, que requiere imaginación y riesgo.

Bitácora de cine cubano. Tomo 3. Producción ICAIC (1960-1991). Noticiero ICAIC Latinoamericano. Volumen I. Cinemateca de Cuba

Contiene la primera parte de la documentalística insular, con la característica de que allí está, por ejemplo, el Noticiero ICAIC Latinoamericano en sus 1.490 ediciones categorizado por la UNESCO como Memoria del Mundo; y el Tomo IV, que contiene la otra parte de los documentales nacionales.

 

Los flujos de la imagen. Una década de animación independiente en Cuba (2003 – 2013). Caridad Blanco de la Cruz

Es el primer libro relacionado con la imagen en movimiento que -desde una perspectiva integradora- aborda la animación como arte, y la presenta como puente entre las artes visuales, el universo cinematográfico, la televisión, el mundo del diseño e internet. Con un enfoque que nace en el arte contemporáneo y subvirtiendo la noción ortodoxa que sobrevive con respecto a la animación, este volumen de orientación ensayística, recupera una década de creación audiovisual independiente en Cuba (2003-2013), descubre y analiza los antecedentes de ese proceso, al mismo tiempo que expresa el efecto que tienen en la cultura los nuevos medios y las tecnologías de la información y la comunicación, convirtiéndose en una sugerente cartografía del audiovisual cubano contemporáneo.

Otros títulos de la colección:

Bitácora de cine cubano. Producción ICAIC (1991-2018). Documentales. Volumen II. Cinemateca de Cuba

Bitácora de cine cubano. Producción independiente (1960-2018). Cinemateca de Cuba

Las historias no contadas de los carteles del ICAIC. Sara Vega Miche

Sobre Los flujos de la imagen. Una década de animación independiente en Cuba


Presentan primer libro sobre animación independiente en Cuba

El libro Los flujos de la imagen. Una década de animación independiente en Cuba (2003-2013), de la comisaria, crítica e investigadora cubana Caridad Blanco se presentó el jueves 9 de mayo en el Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam, como parte de la programación de la 13 Bienal de Arte La Habana.

Publicado por la editorial española Hurón Azul, el volumen marca un hecho inédito en Cuba y en América Latina al ser el primer libro que se acerca a la animación como arte y la presenta como puente entre las artes visuales, el cine, la televisión, el diseño e internet en la región.

Con imágenes de más de 170 obras de 120 creadores, en las páginas de  Los flujos de la imagen tienen cabida artistas consagrados como Lázaro Saavedra, Luis Gómez, Antonio Gómez Margolles, Alexandre Arrechea, Carlos Garaicoa, Sandra Ramos, Fernando Rodríguez y Glenda León, todos con un reconocimiento global, y creadores más jóvenes como Diana Fonseca, Orestes Hernández, Yunior Acosta, Susana Pilar Delahante, Duniesky Martín, Duvier del Dago, Reinier Nande, Jenny Brito, Yamil Garrote, Marlon Castellanos y Camila García.

Los flujos de la imagen es a la vez retrato y relato de la cultura visual de la isla, al reunir las obras de artistas de diferentes generaciones y militancias estéticas que conforman un perfil desconocido del audiovisual cubano. Sus imágenes incluyen videoarte, videoinstalaciones, obras interactivas, game mods, spots, mensajes de bien público, videoclips, créditos, microstock, Net.art, videoensayos, mapping y performances audiovisuales, junto a cortos animados, documentales, filmes experimentales y efectos visuales. El libro se inscribe dentro de una mirada iberoamericana al pensamiento en esta área de la creación y analiza algunos de los proyectos más representativos realizados en distintos museos del mundo, y con los cuales dialoga desde una nueva perspectiva.

Su autora, Caridad Blanco de la Cruz (La Habana, 1961), es una de las más reconocidas estudiosas y comisaria de arte cubano contemporáneo y especialista del Centro de Desarrollo de las Artes Visuales de Cuba durante más de dos décadas. Caridad ha sido galardonada con el Premio de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba y la Fundación Ludwig de Cuba en el concurso «Examen de conciencia» (1996), el de la Cátedra «Luis de Soto» del Departamento de Historia del Arte de la Facultad de Artes y Letras de la UH (1999) y el Premio Nacional de Crítica de Arte «Guy Pérez Cisneros» (2000, 2012 y 2016). Es también autora del monográfico Salomón (Ediciones*, 2017), sobre el emblemático personaje creado por Santiago Armada (Chago). Es miembro de la Asociación Internacional de Críticos de Arte AICA y de la Unión de Artistas y Escritores de Cuba. Ha presentado exposiciones en Cuba, Reino Unido, Colombia y Estados Unidos de América. Vive y trabaja en La Habana.

El libro ha sido publicado en la nueva colección 23y12, dedicada a la cinematografía, la fotografía y audiovisuales cubanos. Dentro de esta colección destacan: El cartel cubano llama dos veces y los tres primeros tomos de Bitácora de cine cubano. Es una edición limitada de 100 ejemplares de los que 60 de distribuyen en Cuba y el resto en España y resto del mundo vía catálogo.

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