Presentación en La Habana del libro «Cuba: Memoria y desolvido» de J.A. Michelena

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El autor, José Antonio Michelena

El lunes 17 de abril de 2017 será presentado, en la Embajada de España en La Habana, el libro el libro «Cuba: Memoria y desolvido», del ensayista cubano José Antonio Michelena, segundo volumen de la Colección Cuba de ediciones La Palma, editado en España en 2015 con prólogo de Leonardo Padura.

La presentación estará a cargo de José Antonio Michelena, el autor, e Ignacio Rodríguez, editor de ediciones La Palma.

«Cuba: Memoria y desolvido», es hermana gemela de «Cuba en sepia», editado en Cuba en 2016, donde obtuvo el Premio de la Crítica en Literatura.

El libro está formado por breves crónicas sobre historias y costumbres cubanas que el autor se propone rescatar del olvido y traer al presente.

En el prólogo a la edición española dice Leonardo Padura: “El abanico de asuntos tocados por estas crónicas es amplio y, como se impone en estos casos, heterogéneo: desde los viajes de Cristóbal Colón a la Isla y su peculiar mirada sobre una realidad desconocida, el cronista se mueve por toda la historia cubana y lo mismo relata (o rerelata, para ser exactos) las tropelías de los piratas que la cacería de demonios que se produjo en Remedios, la historia del ferrocarril y el tranvía en la Isla, o también, desde cuadros típicamente costumbristas, la importancia de los parques en la vida pueblerina, la práctica de las retretas, los usos del pregón o la supervivencia del juego de dominó, hasta retratos de personajes tan diversos como Edith Piaf y Sarah Bernhardt (en su paso por La Habana), Fulgencio Batista (y su destino final) o Máximo Gómez (y la desconocida faceta de su sentido del humor). El resultado perseguido por Michelena al enfrascarse en esta aventura parece cumplido: lo que sigue a continuación es un libro de periodismo coherente, ameno, profundo, bien documentado y, sobre todo, empeñado en el rescate y revitalización de una memoria de lo que fuimos y gracias a la cual podemos entender (¿podemos?) lo que somos”.

LOGOCOLCUBA

El cine y la literatura acompañan a La Palma en La Habana

La Habana, 6 de febrero de 2017

Por: Mario Vizcaíno Serrat

La editorial española La Palma regresó a La Habana con su producción más reciente de reverencia a la cultura cubana: una enjundiosa colección de cartel cubano hecho para cine.

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Durante la presentación en Fresa y chocolate, Luciano Castillo, Guillermo Corral, Reynaldo González, Sara Vega e Ignacio Rodríguez.

   La compilación la armó Sara Vega, especialista de la Cinemateca, perteneciente al Instituto cubano del cine, tras un minucioso recorrido por el cartel para cine nacional desde 1915 hasta la actualidad, que La Palma convirtió en elegante ejemplar.

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Presentado en el centro cultural Fresa y chocolate –como la película de Tomás Gutiérrez Alea- El cartel cubano llama dos veces, editado por la Colección Cuba, atrajo a cineastas, críticos, diseñadores y periodistas que pudieron admirar el detallado trabajo de Vega en el estudio y la clasificación de los mejores carteles de cine cubano.

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Durante la presentación de la Colección G. en la Embajada de España en La Habana: Guillermo Corral, Gilberto Padilla e Ignacio Rodríguez

  Mientras, en la embajada española en La Habana, decenas de lectores tuvieron acceso a cuatro volúmenes de lo más fresco de la literaria colección G: Malditos bastardos, antología con obras de jóvenes narradores que muestra la evolución de la literatura isleña, el cuaderno de cuentos No sabe/No contesta, de Legna Rodríguez, y las novelas Días de entrenamiento, de Ahmel Echevarría, y La autopista, de Jorge Enrique Lage.

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Después de la presentación, en la azotea de la Emabajada, con Pedro Juan Gutiérrez

  De ese modo, La Palma continuó su labor de promoción de buena literatura cubana y agrega ahora, con el libro sobre el cartel para cine, una mirada a otras manifestaciones del arte que valga la pena diseminar fuera de las fronteras de la isla. Una mirada que seguirá deteniéndose y escogiendo dentro de la abundante calidad de la cultura cubana.

El Pequeño Cine Estudio de Madrid venderá el «El cartel cubano llama dos veces»

Madrid, 26 de enero de 2017

A partir de hoy, jueves 26 de enero, el Pequeño Cine Estudio de Madrid vende en exclusiva, con un 5% de descuento, la última obra de Colección Cuba de ediciones La Palma: «El cartel cubano llama dos veces», recientemente presentado en La Habana.

El libro constituye el último trabajo de la Cinemateca de Cuba sobre el cartel cubano, desde 1915, año del que se conserva la primera obra de la cartelística cinematográfica nacional («El veneno de un beso»), hasta el año 2015, es decir, un siglo después. El ensayo de Sara Vega recorre la cartelística cubana exclusivamente centrada en la producción nacional, uno de los aspectos novedosos de esta obra.

La Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo AECID y ediciones La Palma han coeditado esta priemera edición de 1.ooo ejemplares.

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Palabras de presentación de «El cartel cubano llama dos veces», de Sara Vega»

El martes 17 de enero se presentó en La Habana el libro sobre la cartelística cubana, de Sara Vega Miche, de quien reproducimos sus palabras de agradecimiento.

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«Agradezco a todos los que asisten a esta presentación  y que no saben si podrán comprar el libro. A los amigos que vinieron por mí, porque se alegran por lo que de alguna manera resulta un premio a mi trabajo.

A todos los que durante mucho tiempo han colaborado conmigo en libros, exposiciones, conferencias, proyectos y en la tarea de documentación catalogación y completamiento tanto del fondo físico como digital de carteles de la Cinemateca de Cuba. Fotógrafos, restauradores digitales, personal de la Biblioteca Nacional y diseñadores, especialmente Claudio Sotolongo, quien no está aquí hoy, pero que desde que era un estudiante del ISDi trabaja conmigo como si recibiera un salario por sus ideas, por su dedicación, porque le conviene.

Especialmente agradezco a Luciano Castillo a quien pertenece esta idea de mirar con atención y en exclusiva,  a los carteles producidos para la promoción del cine nacional los cuales, hasta ahora, no habían sido debidamente atendidos por estar en desventaja dentro de ese inmenso volumen que son los carteles realizados para filmes extranjeros. Él me hizo pensar en ese tema y descubrir cosas en las que no había reparado. A la embajada de España en Cuba cuyo apoyo resulto vital para llevar a vías de hecho esta publicación y por supuesto agradezco  a Ignacio Rodríguez, Nacho, quien apoyó con fuerza y esfuerzo el libro y siempre estuvo al tanto de todo.

También agradezco a Gilberto Padilla, el editor, con quien se trabaja en libertad y con el que  mantuve conversaciones fáciles e inteligentes con relación a la gráfica y a otros asuntos y que aportó sugerencias no solo en el campo de la edición sino también en el diseño.

Especial mención merece Alejandro Rodríguez, Alucho,  quien es el responsable máximo del excelente diseño de este libro y con quien vivimos jornadas tensas debido a la premura de la entrega, lo cual ocurre siempre, pero que con su talento consiguió trasmitir la esencia del contenido y aporto soluciones atractivas y eficaces.

No puedo dejar de mencionar a Dawn y Alyssa, fotógrafos de la Universidad de Los Ángeles, California, quienes en una de sus visitas a la Isla con una rapidez olvidada por estos predios y de manera divertida lograron fotografiar los fondos de  carteles de la Cinemateca, lo que sin dudas hizo posible la excelente reproducción de las obras que aparecen en este libro.

Finalmente a Reynaldo González quien gentilmente accedió a presentar El cartel cubano llama dos veces y recordar mi trabajo durante el tiempo en que también lo incentivó durante los años en que dirigió la Cinemateca de Cuba.

A todos gracias por estar aquí»

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Ediciones La Palma ha publicado a 3 de los 10 autor@s cuyas obras ganaron los Premios de la Crítica Literaria en Cuba para los libros publicados en 2015

En la tarde del pasado jueves 15 de diciembre, se efectuó en La Habana la entrega del Premio de la Crítica Literaria a los 10 libros más importantes, de autores nacionales, publicados en Cuba durante el pasado año. Un jurado, integrado por 7 miembros del Círculo de la Crítica, presidido por la doctora Margarita Mateo Palmer, otorgó los premios, atendiendo, principalmente, a su calidad literaria y a su importancia, según consta en el acta enviada a los medios por el Instituto Cubano del Libro. Las obras distinguidas son:

  1. El convidado del juicio, de Antón Arrufat. Ediciones UNIÓN.
  2. Encuentros cercanos de vario tipo (ensayos sobre literaturas en diálogo), de Mayerín Bello. Editorial Letras Cubanas.
  3. El niño congelado, de Mildre Hernández. Editorial Casa de las Américas.
  4. Virgilio Piñera al borde de la ficción, de Carlos Aníbal Alonso y Pablo Argüelles Acosta. Tomos I y II. Coedición Editorial Letras Cubanas y Editorial UH.
  5. La cinta métrica, de Efraín Rodríguez Santana. Ediciones UNIÓN.
  6. Cuba en sepia, de José Antonio Michelena. Ediciones Boloña.
  7. Recreos para la burocracia, de Sigfredo Ariel. Ediciones UNIÓN.
  8. trillos/ precipicios/ concurrencias, de Alfredo Zaldívar. Ediciones Matanzas.
  9. Esperando por el sol, de Raúl Flores Iriarte. Ediciones Matanzas.
  10. La hija del reo, de Sonia Díaz Corrales. Editorial Letras Cubanas.

De estos 7 autores y 3 autoras galardonados con el Premio de la Crítica, ediciones La Palma publicó, en años precedentes, obras de 3 de ellos. Son las siguientes:

1994: Poesía cubana de los años 80. Antología. La Colección Archipiélago, dirigida por Elsa López, publicó una antología de la creación poética cubana en la década del 80, donde aparecen los poemas «Fuera de toda lógica», «Dicen que antes yo era el humo», «Nada», y «Los otros», de Sonia Díaz Corrales

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2015: Malditos bastardos. El número inaugural de Colección G., dirigido por Gilberto Padilla, presenta una decena de autores y autoras de la Generación Año Cero, entre los que se encuentra Raúl Flores, con el relato «Extras»

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2016: Cuba: memoria y desolvido. El segundo número de Colección Cuba seleccionó la obra de crónicas periodísticas de José Antonio Michelena, cuyo libro gemelo, «Cuba en sepia», se encuentra entre los premiados de 2015

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Dan a conocer Premios de la Crítica Literaria de Cuba, 2015

Maykel Paneque, La Habana,16 de diciembre de 2016

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Una decena de títulos de importantes casas editoriales del país recibieron este jueves el Premio de la Crítica Literaria 2015 en el Centro Cultural Dulce María Loynaz (CCDML) en una ceremonia presidida por Juan Rodríguez Cabrera, presidente del Instituto Cubano del Libro (ICL).

El convidado del juicio, del Premio Nacional de Literatura Antón Arrufat, La cinta métrica, de Efraín Rodríguez Santana y Recreos para la burocracia, de Sigfredo Ariel, fueron los libros seleccionados del catálogo de Ediciones Unión.

La hija del reo, de Sonia Díaz Corrales, Encuentros cercanos de vario tipo (ensayos sobre literaturas en diálogo), de Mayerín Bello, y Virgilio Piñera al borde la ficción, compilación de textos hecha por Carlos Aníbal Alfonso y Pablo Argüelles Acosta (tomo I y II), encabezaron los títulos de la Editorial Letras Cubanas, este último en coedición con Editorial UH.

Ediciones Matanzas se llevó dos galardones otorgados a trillos / precipicios / concurrencias, de Alfredo Zaldívar, y Esperando por el sol, de Raúl Flores Iriarte.

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El niño congelado, de Mildre Hernández, (Fondo Editorial Casa de las Américas) y Cuba en sepia, de José Antonio Michelena (Ediciones Boloña) completan los títulos seleccionados.

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Al acto de entrega del Premio de la Crítica Literaria 2015 asistieron también Juan Carlos Santana y Edel Morales, vicepresidentes del ICL, y Jesús David Curbelo, director del CCDML.

El Premio Anual de la Crítica se adjudica a los libros de literatura y arte más importantes publicados por las casas editoriales cubanas durante el periodo de un año, resaltó un comunicado.

Trascendió además que el premio es convocado desde el Centro Cultural Dulce María Loynaz por el Instituto Cubano del Libro y la deliberación la efectúan miembros del Círculo de la Crítica Literaria. El objetivo del galardón es estimular tanto la creación de los autores como el trabajo de las editoriales.

El jurado, presidido por Margarita Mateo Palmer, lo integraron: Daniel Díaz Mantilla, Marilyn Bobes, Cira Romero, Zaida Capote, Eugenio Marrón y David Leyva, cuyo veredicto tuvo lugar el lunes 14 de noviembre en el CCDML.

Editado por: Nora Lelyen Fernández

Tomado de: http://www.cubaliteraria.com/articulo.php?idarticulo=19979&idseccion=30

 

Luis Antonio de Villena y Virgilio López Lemus conversan sobre poética cubana, bajo la atenta mirada de Justo Jorge Padrón

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El lunes 5 de enero, en la reluciente librería Juan Rulfo de Madrid (Fernando el Católico 86), el poeta español Luis Antonio de Villena y su homólogo cubano, Virgilio López Lemus, disertaron durante una hora sobre los aspectos más personales de la poesía en sus vidas.

Destacó la presencia del poeta canario Justo Jorge Padrón, quien guarda una antigua amistad con ambos poetas.

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Si bien el autor de «Mural de poesía cubana» optó por encuadrar la poesía seleccionada como itinerario de la conformación de la identidad cubana (antes incluso de la Independencia de la Isla), Luis Antonio prefirió acercar la poesía cubana a su vida y rescatar multitud de viviencias y anécdotas con poetas cubanos, tales como Gastón baquero y otros menos conocidos.

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El momento poético no fue ajeno al político y ocurrieron numerosas alusiones a este último. No obstante, para bien de los presentes, el acto transcurrió en clave fraterna.

Luis Antonio aprovechó para animar a La Palma (y a Virgilio en particular) a editar un segundo volumen de poesía cubana donde se recojan autores (y autoras) que no pudieron ser incluidos en este, nacidos ya en el Siglo XX. Especial mención hizo de poetas como Lezama Lima, Emilio Ballagas, Dulce María Loynaz o el propio Baquero.

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Virgilio enseguida sumó a otros, tales como Cintio Vitier, Carilda Oliver (ayer muchos de nosotros supimos que la autora de «me desordeno, amor, me desordeno» vive en La Habana a sus 93 años), Fina García Marruz, Virgilio Piñera o Nicolás Guillén.

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Ediciones La Palma, asociada a la Cinemateca de Cuba y a la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo AECID, llevará a las librerías de toda España y al resto de países vía catálogo, el último trabajo de la Cinemateca sobre el cartel cubano, magistralmente editado por Gilberto Padilla y su equipo de Colección G.

En palabras de Luciano Castillo:

…Sin la música melodiosa compuesta porMichel Legrand para Los paraguas de Cherburgo (1964), de Jacques Demy, pero con el ritmo de una rumba, una guaracha o un son cubano, en otra ciudad portuaria, pero del Caribe, La Habana, nada proclive a una lluvia perenne, diseminados en importantes calles y parques de la capital cubana, aparecieron por esos primeros años de la década  prodigiosa de los sesenta, unas peculiares estructuras metálicas que la gente bautizó como «paraguas». No fueron diseñados para protegernos del sol inclemente o el aguacero eventual; cada uno mostraba ocho carteles cubanos de cine, más comúnmente llamados por lostranseúntes que se detenían a contemplarlos: «los afiches del ICAIC»…

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Y de Sara Vega:

…Todavía a finales de la década, los carteles continúan impresionando por su eficacia y belleza. Una obra casi olvidada, ejemplo de maestría en diseño e impresión, resultó Debemos saber (1979), de Antonio Fernández Reboiro para el documental de Idelfonso Ramos. Sobre un fondo magenta aparece una esfera en la que se observan dibujados los ojos y la nariz de un hombre, incluyendo el cabello. La visión resulta sobrecogedora y es un reto al espectador…
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En diciembre en librerías y en el catálogo de La Palma

López-Nussa: un personaje raro en la cultura cubana

LUZ ESCOBAR, La Habana | Junio 09, 2016

Ante los ojos de los espectadores se abrió el mundo de líneas y manchas de López-Nussa. (14ymedio)

Las familias insignes han marcado la cultura cubana como cuerdas que recorren una estructura y la robustecen. Los Diego, los Loynaz y los Vitier son algunos ejemplos de esas estirpes cargadas de creadores y artistas. Entre ellas, los López-Nussa resaltan por su profusión y versatilidad. Este martes, la Biblioteca Nacional José Martí homenajeó a una de las figuras más destacadas de ese pródigo linaje: el dibujante y crítico de arte Leonel López-Nussa.

El árbol genealógico, repleto de músicos, pintores y escritores, estuvo representado por lo mejor de su descendencia. Ernán y Harold se sentaron al piano, Ruy hizo sonar con talento la batería y Ruy Adrián le sacó maravillas al cajón en un concierto casi íntimo dedicado al patriarca del clan. En el público se juntaban espectadores cercanos a la familia, con nietos, bisnietos y sobrinos del fallecido pintor y crítico de arte.

En este centenario de su nacimiento, muchos han recordado que Leonel López-Nussa vivió de niño en Puerto Rico, pero siendo joven marchó a México y después a Nueva York donde trabajó en el estudio del pintor Felipe Orlando. Fue justo en esa época en que mostró por primera vez sus obras al público. Poco tiempo después, desembarcó en París para empaparse del espíritu irreverente que marcaba la ciudad.

Algo de esa audacia se hizo sentir en el encuentro en la Biblioteca donde, a pesar de las intensas lluvias que deslucieron la jornada, se reunieron decenas de personas y primó la espontaneidad musical. El plato fuerte de la jornada recayó en la inauguración de la exposición La pintura respetuosa en la galería El reino de este mundo, de ese templo a los libros enclavado en la avenida Boyeros y 20 de Mayo.

Con un catálogo de lujo que incluye en sus 35 páginas dibujos, pinturas y varios textos, la muestra recoge la originalidad y frescura de este artista muchas veces relegado por los críticos y las antologías. Ante los ojos de los espectadores se abrió el mundo de líneas y manchas, por momentos crudas, de Ele Nussa, como también se le conocía.

Su trabajo como dibujante lo alternó en la redacción de varias revistas, como el suplemento Lunes de Revolución, donde se desempeñó como responsable de la página de artes y espectáculos. Pero su faceta más temida fue la de crítico cinematográfico y teatral, que realizaba muchas veces en la revista Bohemia y le generaba encontronazos y polémicas.

La exposición inaugurada este martes propone una mirada diferente que va más allá de los encasillamientos como dibujante y saca a relucir su obra como pintor. Sobre las paredes, las escenas aluden a temas recurrentes pero replanteados visualmente, como el amor, la historia, la abstracción y lo grotesco.

Especialistas y neófitos no dudan en clasificarlo como «un personaje raro en la cultura cubana». La actual muestra intenta completar el rostro poco conocido de quien el crítico Rafael Acosta de Arriba llama «maestro de la línea». Entre las casi 60 obras que pueden disfrutarse desde este martes en la Biblioteca, abunda la diversidad de formatos y técnicas, aunque predomina el óleo sobre tela junto a piezas en acrílico, o tinta sobre cartulina.

El reconocido crítico de arte Orlando Hernández comentó en su texto para el catálogo que «la obra plástica de Leonel López-Nussa quizá no ha sido de las más castigadas por nuestra habitual desmemoria gracias a la perseverante gestión de la familia, especialmente a la actividad de su hija Krysia». Aunque reconoce que el autor «se halla aún muy lejos de alcanzar ese modesto, pero bien merecido Paraíso» entre «los clásicos».

En declaraciones a 14ymedio, Ernán López-Nussa explicó que la exposición se logró «con el esfuerzo de personas allegadas y por el gran interés mostrado por el curador Nelson Herrera Ysla». El artista lo considera como «un merecido homenaje» a su padre y aclara que varias piezas provienen de su estudio musical, pero sobre todo «de colecciones privadas de amigos que las han prestado para la exposición».

La música jugó también un importante papel en la vida de Leonel López-Nussa. «Era algo que siempre estaba alrededor de él, en su estudio siempre escuchaba música», recuerda su hijo. «Forzosamente tenía música alrededor suyo porque nosotros, o estábamos estudiando o estábamos ensayando», apunta. «Incluso dormía siestas en medio de aquel escándalo tremendo», por lo que la tarde de este martes, con los niños correteando por la sala de la Biblioteca Nacional, fue como uno de «esos días de la vida en los que se pintaba y se hacia música».

 

Bitácora del cine cubano: Volumen III. Producción ICAIC 1960-2014

El Ministerio de Cultura de España apoya el proyecto de ediciones La Palma para difundir el patromonio cinematográfico cubano

Dentro de la colección Cuba, ediciones La Palma, consolida su alianza con la Cinemateca de Cuba, en la persona de su Director, Luciano Castillo. Fruto de la relación entre la institución cultural cubana y la editorial española, la Cinemateca ha encargado a La Palma que represente su reciente obra en España, denominada: “Bitácora del cine cubano”, un compendio de la historia del cine cubano en 3 volúmenes.

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Estos volúmenes constituirán la única referencia de su tipo sobre la producción fílmica cubana, desde el cine silente hasta 1959 y a partir de la constitución del ICAIC hasta el año 2013. El presente proyecto puede entenderse como el producto de años o décadas de recuperación del patrimonio fílmico cubano, siendo éste la guía o bitácora, entendido como andadura, revisión, ampliación y rectificación. En su origen, la bitácora fue un cajón donde permanecía el libro de ruta para verificaciones constantes de la travesía, era el reservorio del conocimiento. Así debe verse este conjunto de informaciones que detallan un oficio, una afición y un placer comenzado en los albores del cinematógrafo, que fueron los del siglo xx.

 

La Cinemateca de Cuba, en años recientes, comenzó a vivir un anhelado programa de restauración, digitalización de toda la producción, cumpliendo así su primer objetivo: preservar la memoria; para cumplimentar inmediatamente su segundo objetivo: el educativo, el de difundir esa memoria, para el enriquecimiento de todos. La «Bitácora» es parte esencial en el logro de este propósito. Aquí se reúne la información mayoritaria de la producción cinematográfica cubana, y tácitamente se evidencia la necesidad de acometer una información complementaria sobre la parte que falta: las películas no pertenecientes al Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) como empresa señera. Es una contradicción que solamente explican las circunstancias en que ha trabajado la Cinemateca de Cuba, creada, regida y mantenida por el aparato central de la producción audiovisual cubana durante más de medio siglo. Las películas que no controlaba, ya fueran institucionales, de grupos o individuales, en el trabajo cinematecario quedaban en el simple archivado de informaciones, reportajes y crónicas periodísticas. Y el actual compendio surge, precisamente, en un tiempo-bisagra, período de cambios en que esa producción-otra adquiere gravitación. Aceptar el reclamo implica un punto de giro. A no dudarlo, su información será una adenda de este libro.

Contrario a la magnificación que se le otorga en la distancia, el clima tropical no es tan benigno como se piensa, con temperaturas altísimas y supremos grados de humedad, donde la polución más que crecer, se perpetúa. El estado crítico del celuloide cautivo en las bóvedas de la Cinemateca de Cuba llegó a niveles de espanto. Condicionada por los altibajos económicos, no siempre contó con las posibilidades mínimas para salvaguardar en profundidad su colección de películas, resignada a un mantenimiento discreto que, gracias al ICAIC, no le faltó. Pero en los finales años ochenta y en los primeros noventa, con alguna ayuda extranjera, se inició un proceso de revisión y restauración de algunas bóvedas, que no llegaron a climatizar.

En ese sentido, en diciembre de 2006, la Presidencia de la Junta de Andalucía autorizó a la Empresa Pública de Gestión de Programas Culturales (hoy Instituto Andaluz de las Artes y las Letras) para rehabilitar las catorce bóvedas que resguardan el patrimonio cinematográfico, la reconstrucción en profundidad de las instalaciones, la habilitación de equipos para el control de la temperatura y la humedad relativa, la instalación de sistemas de seguridad contra incendios, estanterías móviles, creación de tres talleres para la revisión y restauración de los materiales fílmicos y la compra e instalación de equipos para el escaneado de películas y otros documentos, más la digitalización de todos los soportes analógicos.

Debe comprenderse que a los efectos prácticos los vínculos de la Cinemateca con el ICAIC resultan predominantes. Hablamos de 6.485 filmes, películas a 50.000 rollos de películas cubanas y 22.000 de cine internacional, para un total de 72.000 rollos. En la cifra entra la producción anterior a 1959 y toda la del ICAIC, desde su fundación hasta la actualidad. La labor de restauración en las bóvedas de los Archivos Fílmicos y en el Laboratorio y otras dependencias, contribuirá de modo determinante a detener el proceso de deterioro y crear condiciones óptimas para la conservación del patrimonio cultural cubano.

El anhelado programa de restauración, digitalización, difusión cultural y económica referido anteriormente, de la Cinemateca de Cuba y el ICAIC son la base trazada en este libro, “Bitácora del cine cubano”.

Esta «Bitácora» detalla lo hecho antes del surgimiento del ICAIC en 1959, y lo posterior producido desde el nacimiento de esta peculiar institución que ya en su nombre de bautizo lleva intrínseca la unión de su propósito más preciado, léase: Instituto cubano del ARTE e INDUSTRIA cinematográficos. Aquí están detallas y acompañadas de toda la imaginaría de cada época, todas sus películas, agrupadas por períodos y categorías para conocer el talento aplicado al cine y sus creadores.

La producción silente aparece gracias a la indagación en viejos documentos y en la prensa
periódica; de la misma manera que el cine parlante, todo ello forma parte del Tomo I «La República», piezas previas a la constitución del ICAIC. A los efectos de la cultura cinematográfica ese período tiene gran importancia como herencia de la cultura cinematográfica de todo lo que se produjo después.

Los siguientes tomos, son el Tomo II: «Largometrajes de ficción y animados»; y el Tomo III, que asume todo lo referido a los «documentales», con la característica de que allí está, por ejemplo, el Noticiero ICAIC Latinoamericano en sus 1.490 ediciones categorizado por la UNESCO como MEMORIA DEL MUNDO.

Las autoridades cinematográficas que participan en la obra (ensayos cortos), son: Omar González, Ambrosio Fornet, Luciano Castillo, Joel del Río, Jorge Luis Sánchez, Mario Masvidal, Fernando Pérez, Daniel Díaz Torres, Manuel Pérez, José Galiño, Frank Padrón, Jorge Fiallo, Raúl Rodríguez, Alicia García, Sara Vega, Paul Chaviano, Reynaldo González, Mario Naito, Luis A. González Nieto, Pablo Pacheco López, entre otros.

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