Índice de poetas «Mural de poesía cubana»

Manuel de Zequeira y Arango
A la piña

Manuel Justo de Rubalcava
Silva cubana

José María Heredia
Niágara

Gabriel de la Concepc ión Valdés, Plácido
Plegaria a Dios

José Jacinto Milanés
La fuga de la tórtola

Gertrudis Gómez de Avellaneda
Al partir

Rafael María de Mendive
La gota de rocío

Joaquín Lorenzo Luaces
La muerte de la bacante

Juan Cristóbal Nápoles Fajardo, El Cucalambé
A Rufina. Invitación segunda

Juan Clemente Zenea
En días de esclavitud. II

Luisa Pérez de Zambrana
La vuelta al bosque

Isaac Carrillo O’farrill
Connais-tu le pays?

Mercedes Matamoros
La muerte del esclavo

José Martí
Hierro

Enrique Hernández Miyares
La más fermosa

Bonifacio Byrne
Mi bandera

Julián del Casal
Páginas de vida

Federico Uhrbach
Campanas de Noël

Juana Borrero
Apolo

Regino E. Boti
Funerales de Hernando de Soto

René López
Barcos que pasan

Hilarión Cabrisas
La lágrima infinita

Agustín Acosta
Las carretas en la noche

José Manuel Poveda
Sol de los humildes

Mariano Brull
Yo me voy a la mar de junio

Manuel Navarro Luna
¡Adelante!

Gustavo Sánchez Galarraga
Meditación

José Z. Tallet
Proclama

Regino Pedroso
Yuan Pei Fu despide a su discípulo

Juan Marinello
Soneto imperfecto para la frente de Pepilla Vidaurreta

Rubén Martínez Villena
El gigante

Desde los orígenes al vanguardismo
Desde los orígenes al vanguardismo

«Malditos bastardos» selección de relatos de nuevos creador@s cubanos vertebrados por el Centro Onelio de La Habana

Este libro no es un Cuban Idol. Diez narradores cubanos que no son Pedro Juan Gutiérrez ni Zoé Valdés ni Leonardo Padura… ¿Quiénes son esos diez malditos bastardos? Ahmel Echevarría, Jorge Enrique Lage, Osdany Morales, Raúl Flores, Michel Encinosa, Abel Fernández Larrea, Erick J. Mota, Legna Rodríguez, Anisley Negrín y Orlando Luis Pardo Lazo. Hacía mucho que la literatura cubana no revelaba una (de)generación con un talento tan diabólico para la inconveniencia. Diez neuróticos gourmet que decidieron fundar una tradición que fuera distinta. Y esa es quizá la diferencia clave que separa a estos «hijos que nadie quiso» del resto de los narradores cubanos: Gutiérrez, Valdés, Padura, buscan representar a Cuba; estos diez malditos bastardos –devotos de las causas perdidas– solo quieren reemplazarla. Porque, a fin de cuentas, ¿qué es quemar una biblioteca comparado con fundarla?

Gilberto Padilla

portada

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