Adonis Flores (Sancti Spítitus, 1971) abre la Colección G. en su versión española con “Pelotón”. Artista y Arquitecto, graduado en la Universidad Central de Las Villas.
Correo-e: adonismarianela@cubarte.cult.cu
Adonis Flores (Sancti Spítitus, 1971) abre la Colección G. en su versión española con “Pelotón”. Artista y Arquitecto, graduado en la Universidad Central de Las Villas.
Correo-e: adonismarianela@cubarte.cult.cu
El Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso es una institución del Ministerio de Cultura de Cuba, creada con el objetivo de ofrecer a los mejores talentos jóvenes del país los conocimientos teórico-técnicos y la experiencia práctica para afrontar el oficio de la literatura con el rigor necesario, estimular la creación literaria de los jóvenes narradores de todo el país y su inserción en el contexto de la cultura nacional, fortalecer la colaboración con los talleres literarios de todas las provincias, promover el intercambio con centros culturales de perfil similar en América Latina y Europa, y con escritores extranjeros que nos visiten.
El Centro es una institución cultural especializada en la formación de escritores noveles. Apuesta por desarrollar el talento de los jóvenes en un ambiente de total libertad creativa. En sus cursos no sólo se forman mejores narradores, sino también mejores seres humanos, que sin dudas contribuirán al crecimiento espiritual de la nación.
Este Centro, único de su tipo en el país, heredero de las experiencias del Centro Mexicano de Escritores de los años 50, y del Movimiento de Talleres Literarios de Cuba, fue fundado en 1998, por Eduardo Heras León, Ivonne Galeano y Francisco López Sacha. A partir de esa fecha han pasado por sus aulas más de quinientos alumnos: estudiantes, trabajadores, abogados, periodistas, médicos, bioquímicos, diseñadores, ingenieros en telecomunicaciones, geógrafos, físicos, informáticos, todos jóvenes provenientes de diversos campos profesionales, y también de disímiles lugares, algunos de estos muy alejados de la capital del país.
Por el trabajo que realiza cada año con los jóvenes narradores, y por los éxitos que ellos han alcanzado en el campo de la literatura, tanto nacional como internacionalmente, el Centro se ha convertido en una institución de referencia sobre la narrativa cubana más actual.
Bajo el eminente criterio académico de Virgilio López Lemus, Ediciones La Palma lanza la Colección Cuba, una propuesta artística multigénero que se afianza en las raíces poéticas cubanas, de las que este número 0 es una pequeña pero significativa muestra.
Para hacer posible esta publicación, Ediciones La Palma ha contado con el apoyo de dos eminentes profesionales cubanos: José Antonio Michelena como editor y corrector; y Rafael Lago Sarichev como diseñador de la cubierta y composición.
Prólogo
La poesía no tiene otra nacionalidad que la del mundo, la humana creatividad en él. Pero los poetas han nacido en alguna región o país, lo que suele ser más limitado que el ámbito de un idioma tan extendido como el de Cervantes. La poesía de los poetas de Cuba tiene sus marcas nacionales propias, ya sean temáticas o incluso de preferencias formales, de lenguaje y hasta de actitud vital ante la aprehensión poética del mundo. La tradición en literatura no se explica por lo tradicional en su sentido conservador o repetitivo, sino por alcanzarse una línea de intensidad que permita sostener un patronímico, por ejemplo el de cubano, como identidad de tipo cultural que diferencia sus multiplicidades expresivas de cualquier otredad o alteridad con la que pueda ser comparada. La mismidad literaria cubana se manifiesta con mucha precisión desde que existe una poesía escrita consecutivamente por varios autores desde el final del siglo xviii y que ha continuado escribiéndose sin interrupción hasta nuestros días…
Manuel de Zequeira y Arango
A la piña
Manuel Justo de Rubalcava
Silva cubana
José María Heredia
Niágara
Gabriel de la Concepc ión Valdés, Plácido
Plegaria a Dios
José Jacinto Milanés
La fuga de la tórtola
Gertrudis Gómez de Avellaneda
Al partir
Rafael María de Mendive
La gota de rocío
Joaquín Lorenzo Luaces
La muerte de la bacante
Juan Cristóbal Nápoles Fajardo, El Cucalambé
A Rufina. Invitación segunda
Juan Clemente Zenea
En días de esclavitud. II
Luisa Pérez de Zambrana
La vuelta al bosque
Isaac Carrillo O’farrill
Connais-tu le pays?
Mercedes Matamoros
La muerte del esclavo
José Martí
Hierro
Enrique Hernández Miyares
La más fermosa
Bonifacio Byrne
Mi bandera
Julián del Casal
Páginas de vida
Federico Uhrbach
Campanas de Noël
Juana Borrero
Apolo
Regino E. Boti
Funerales de Hernando de Soto
René López
Barcos que pasan
Hilarión Cabrisas
La lágrima infinita
Agustín Acosta
Las carretas en la noche
José Manuel Poveda
Sol de los humildes
Mariano Brull
Yo me voy a la mar de junio
Manuel Navarro Luna
¡Adelante!
Gustavo Sánchez Galarraga
Meditación
José Z. Tallet
Proclama
Regino Pedroso
Yuan Pei Fu despide a su discípulo
Juan Marinello
Soneto imperfecto para la frente de Pepilla Vidaurreta
Rubén Martínez Villena
El gigante
Virgilio López Lemus (Fomento, Cuba, 1946) es poeta y ensayista. Ha publicado una treintena de libros de ambos géneros en varios países así como 12 antologías poéticas. Es Académico Titular de la Academia de Ciencias de Cuba y, entre los numerosos premios literarios recibidos, cuenta con el “Millares Carlo” de ensayo de humanidades en 2003, otorgado por la Universidad Nacional de Educación a Distancia de España y el Gobierno de Canarias.
Este libro no es un Cuban Idol. Diez narradores cubanos que no son Pedro Juan Gutiérrez ni Zoé Valdés ni Leonardo Padura… ¿Quiénes son esos diez malditos bastardos? Ahmel Echevarría, Jorge Enrique Lage, Osdany Morales, Raúl Flores, Michel Encinosa, Abel Fernández Larrea, Erick J. Mota, Legna Rodríguez, Anisley Negrín y Orlando Luis Pardo Lazo. Hacía mucho que la literatura cubana no revelaba una (de)generación con un talento tan diabólico para la inconveniencia. Diez neuróticos gourmet que decidieron fundar una tradición que fuera distinta. Y esa es quizá la diferencia clave que separa a estos «hijos que nadie quiso» del resto de los narradores cubanos: Gutiérrez, Valdés, Padura, buscan representar a Cuba; estos diez malditos bastardos –devotos de las causas perdidas– solo quieren reemplazarla. Porque, a fin de cuentas, ¿qué es quemar una biblioteca comparado con fundarla?
Gilberto Padilla
“La sala era grande y con un cartel de cartón: «Surjery», alguien había intentado en inglés. Otro Juan Ramón Jiménez resucitado en spanjlish. ¡Y nada menos que a lápiz! De verdad son osados los muy cabrones, pensé.
La enfermera vino hasta mí y sonrió. Gesticulaba bárbaramente con una ceja, la izquierda. Sería una histérica in potential, no sé. De un saltico adelante la vi quitarme los bártulos, que eran dos jabitas de nylon con ropa vieja y un pequeño bulto forrado con periódicos de la prehistoria —del siglo XX tal vez—, donde se empolillaba mi magra colección de pocket books. Todos en inglés, of course, con la excepción de rigor mortis: un poemario de Mao traducido por Ezra Pound ya en el manicomio. «Poemaorio», le decía yo, y lo conservaba desde Cuba por pura jodedera con los amigos, cuando existían amigos. El panfletico incluía unas acuarelas cuyo autor tendría que ser, por lo amanerado del trazo, un homosexual tapiñado bajo el viril ropaje obrero del emperador. O del nuevo shit campeador o Cideólogo posnacional…”
CUBAN AMERICAN BEAUTY
“El motor para de toser y comienza a ronronear. A mi diestra, una mujer. Bien pudiera llamarse Consuelo, como tú, aunque no lo sea. Tú, que te has quedado en casa, rehuyéndome. Dice que ella también huye. Al final todos lo hacemos.
Sus ojos no se pueden comparar con los tuyos. Su pelo no se puede comparar con el tuyo. Pero estamos solos y la carretera es larga. Y no hay nada ni a un lado, ni al otro. Cada cierto tiempo una gasolinera, un poblado, una posada, algún desconocido haciendo señas.
Por favor, no me culpes, le paré a ella porque ya había visto perderse por el retrovisor a otros dos y, ya sabes: a la tercera va la convencida. Además, me dije, ¿y si fuera Consuelo?, ¿si fueras tú, de pronto, ahí, en medio de la nada, esperando por un poco de piedad..?”
ISLA A MEDIODÍA
“La muchacha manca se sentó frente a la computadora SAMSUNG y decidió encenderla para ver si funcionaba. Era la cuarta noche del año y se sentía bastante incómoda con todas las disfunciones que últimamente sacudían su existencia.
El monitor se encendió, pero el teclado no.
Se puso a mirar los lomos de sus libros preferidos y notó una variedad alucinante de colores. Su pequeño librero blanco, al lado del monitor, le proporcionaba paz y tranquilidad.
El teclado se encendió y el monitor se apagó.
Volvió a mirar los libros y esta vez notó una variedad alucinante de palabras.
Ambas lucecitas, la del teclado y la del monitor, brillaron al mismo tiempo como dos neones verdes.
Suspiró. Bostezó. Estornudó. Expulsó algunos gases que convertían su vientre en globo. Entró a la Unidad C. Varios sectores de la Unidad C estaban dañados. Su existencia completa estaba dañada. Cualquier noche de estas la tierra se la tragaría junto con su existencia y su monitor…”
LA PLANIFICACIÓN