Literatura cubana: medio siglo de censura, metáfora y apertura. Winston Manrique Sabogal, El País, Madrid 23 diciembre 2014

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Jorge Rey (AP)

Silencio, metáfora… apertura.

Silencio, decepción… verdad.

Estas son las dos vías paralelas de la literatura cubana en los últimos 55 años, desde que llegó Fidel Castro al poder. La primera vía es de aquellos que han escrito desde la isla y la segunda desde el exilio. Dos caras de una misma moneda que han mantenido viva la creación. El sino cultural en países con regímenes parecidos.

En este caso, “la relación estado-literatura en Cuba ha sido compleja y contradictoria; insana y, sin embargo, capaz de servir de caldo de cultivo para obras y autores de notable calidad; extremadamente paradójica”, resume Antonio Orlando Rodríguez, que empezó a publicar en la isla y hoy desde el exilio en Estados Unidos. Un vistazo atrás le permite mostrar esa paradoja porque, “el gobierno ha contribuido a darles alas a muchos escritores, a través de la educación y del acceso a la cultura, pero con la pretensión de que solo las usarían para volar entre las paredes de su jaula”.

El arco de esa historia lo trazó Seymour Menton en Caminata por la narrativa latinoamericana. Identifica seis fases literarias: La lucha contra la tiranía (1959-61), Exorcismo, existencialismo y autocensura (1962-65), Epopeya, experimentación y escapismo (1966-70), La novela ideológica, realismo socialista (1971-74), Novelas detectivescas y novelas históricas (1975- 1987) y La sexta fase (1989-2000). Faltaría una séptima, la del siglo XXI que podría ser Diversidad y apertura.

Si las novelas de 1959-60, explica Menton, “se caracterizan por sus héroes románticos que viven melodramáticamente durante un breve periodo novelístico de menos de un año, los protagonistas del segundo grupo son individuos angustiados cuya vida prerrevolucionaria carente de sentido justifica las arrolladoras reformas sociales llevadas a cabo por la Revolución”.

Entonces las voces disidentes empezaron a aparecer. Y con ellas la censura, aunque Castro dijera más de una vez que cada cual podía escribir lo que quisiera porque su gobierno no le iba a prohibir a nadie lo que escribiera: “Al contrario. Y que cada cual se exprese en la forma que estime pertinente y que exprese libremente la idea que desea expresar”. Lo hizo, sobre todo, en 1961 cuando los tres directores del suplemento cultural Lunes, del periódico Revolución, tuvieron que comparecer ante un tribunal del Partido Socialista Popular: Guillermo Cabrera Infante, Pablo Armando Fernández y Heberto Padilla. Los tres fueron enviados al extranjero en asuntos diplomáticos.

desde un punto estrictamente literario, el conflicto vivido era, es, una invitación a escribir”.

En el origen y en la cotidianidad de todo eso se detiene Abilio Estévez: “Politizaron nuestras vidas; nos obligaron a vigilarnos los unos a los otros; nos forzaron a vivir en estado de guerra permanente contra un enemigo que nunca nos atacó, y vivir en condiciones de guerra; nos exigieron entender una sola filosofía, el marxismo-leninismo; creímos entender que la verdadera vida estaba en otra parte y aprendimos que huir era la única solución… Y aunque parezca una frivolidad: desde un punto estrictamente literario, el conflicto vivido era, es, una invitación a escribir”.

Aunque la respuesta del Gobierno, en muchos casos, según Wendy Guerra, fue aplastar todo aquello que no alabara o contentara su ideal político. “¿En qué país crecí yo?”, se pregunta, y contesta: “En un país de escritores oficialistas, por un lado, o por el otro, de creadores muy agudos que lograron salir adelante gracias a fenómenos muy particulares o ayudas de personas brillantes y poderosas que los salvaron de la hoguera (esos fueron los pocos), en mi mundo personal conocí muchos seres acallados, criaturas sublimes castradas en su pensamiento, apabullados y atemorizados, poetas presos, homosexuales expulsados o condenados a trabajos forzados, nombres borrados del mapa intelectual cubano. Libros quemados. Deportación o exilios impuestos”.

Al comienzo, dice Carlos Alberto Montaner, “casi toda la producción literaria era prorrevolucionaria y cantaba la gesta (el lenguaje siempre es épico) de la lucha contra la dictadura de Batista. Desde hace unos 30 años eso comenzó a cambiar y hoy es abrumadoramente anticomunista, antiestalinista, en cantidad y calidad”.

hoy los jóvenes tocan temas impensables antes, como la homosexualidad o la falta de alimentos.

Ese acercamiento a la realidad lo comparte Antón Arrufat. Durante un tiempo, reconoce, se recurrió a la metáfora y a los símbolos, luego se hizo literatura de evasión, pero “hoy los jóvenes tocan temas impensables antes, como la homosexualidad o la falta de alimentos. Hay libros que, tal vez, literariamente no valgan pero como documento sí”.

Antes, en los ochenta, nace una nueva generación de artistas contestatarios, recuerda Zoé Valdés. Todo empezó por la pintura, dice, “luego le seguimos los escritores. Algunos ya habíamos leído a Cabrera Infante, Lezama Lima (prohibido entonces), empezábamos a tener noticias de Reinaldo Arenas, adorábamos a Lydia Cabrera. En los ochenta empezaron a hacerse performances callejeros muy herméticos y críticos. Eso alertó al Ministerio de Cultura, que en esa época quiso reunirse con los artistas y escritores contestatarios. Le dijimos lo que pensábamos, pero todo fue una tomadura de pelo para apretar más las tuercas de la censura. Muchos de los que estuvimos en aquella reunión nos fuimos al exilio en los años que se sucedieron”.

Censura es la palabra más citada. “Hay autores que no han sido publicados o que han dejado de serlo, por el contenido de sus textos, ya vivan dentro o fuera de la isla”, afirma Karla Suárez. Dentro de las mismas editoriales, agrega, “hay como una especie de resistencia, gente que intenta hacer las cosas de otro modo y se enfrenta. De otra parte, creo que la misma situación fomentó la creatividad, esa necesidad de contar, de dejar escrito en un papel lo que no salía o no sale en los periódicos”.

La realidad como materia prima y la adversidad como incentivo y recursos creativos se aprecia en Cuba en el arco que traza Alma Flor Ada: “De El siglo de las luces, de Alejo Carpentier, que se nutre de los conflictos inherentes a las revoluciones: La injusticia que las provoca, el idealismo que las inicia, el absolutismo, los desmanes y las traiciones que pueden engendrar”; hasta El hombre que amaba a los perros, de Leonardo Padura y el resto de su obra: “hace una profunda crítica al desgaste de los ideales revolucionarios, a las traiciones cotidianas que erosionan principios fundamentales. Pero a pesar de la crítica honesta y profunda ambos narradores dejan abierta la esperanza en el ser humano como ente social”.

Lo que da el marco principal a las dos orillas de la realidad cubana, es, según Isel Rivero, Guillermo Cabrera Infante: “Aunque no estemos todos de acuerdo por diferencias estilísticas u otras, es la obra de más consistencia de los últimos 50 años. El libro de Reinaldo Arenas, Antes que Anochezca, es ya la denuncia abierta al régimen. Y el libro de poemas de Heberto Padilla, Fuera del Juego, marcó un hito en la represión de intelectuales que habían sido leales al proceso”.

Lo que queda es el interrogante de Wendy Guerra: “¿Las personas que dirigen el país amaban, aman o disfrutan realmente las artes? Esa es la verdadera pregunta. ¿Hace falta que el gobierno sospeche de nosotros, de nuestra capacidad y éxito más allá del tópico político? No, el daño está hecho, somos nosotros los que sospechamos uno del otro, el profundo daño humano está hecho”.

Libros para conocer mejor la historia del Cuba bajo el castrismo (Winston Manrique Sabogal Madrid 23 DIC 2014 El País)

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Un grupo de escritores cubanos crea una cartografía literaria para conocer mejor la historia de su país en los últimos 55 años. Primero comentan algunos de sus libros en los que han abordado temas cubanos y después recomiendan a otros autores y libros.

ALMA FLOR ADA

“He escrito las memorias Vivir en dos idiomas, Alla donde florecen los framboyanes y Bajo las palmas reales, y las novelas En clave de sol y A pesar del amor.

“Sobre otros autores: El siglo de las luces, de Alejo Carpentier, es una de las novelas más importantes de la literatura hispanoamericana, se nutre de los conflictos inherentes a las revoluciones: la injusticia que las provoca, el idealismo que las inicia, el absolutismo, los desmanes y las traiciones que pueden engendrar. El hombre que amaba a los perros y el resto de la obra narrativa de Leonardo Padura son una profunda crítica al desgaste de los ideales revolucionarios, a las traiciones cotidianas que erosionan principios fundamentales. Pero a pesar de la crítica honesta y profunda ambos narradores dejan abierta la esperanza en el ser humano como ente social.

“El poeta Nicolás Guillén tenía ya una voz potente antes de la Revolución, durante cuyas primeras décadas alcanzó aún mayores cimas. Esas primeras décadas fomentaron ampliamente las publicaciones en Cuba, tanto de libros cuanto de revistas literarias y dieron un amplio aliento a la literatura infantil”.

ABILIO ESTÉVEZ

“He intentado reflejar mi manera de “interpretar” esa realidad que me tocó vivir, y como no podía ser menos, en casi todo cuanto he escrito. Aunque quizá haya dos novelas mías que pretendan una indagación más directa: Los palacios distantes y El navegante dormido. Para intuir una realidad tan difícil, habría que leer, además libros como La fiesta vigilada, de Antonio José Ponte; los ensayos de Iván de la Nuez o Rafael Rojas; La novela de mi vida de Leonardo Padura; Informe contra mí mismo, de Eliseo Alberto. Y por supuesto, dos clásicos: Reinaldo Arenas y Guillermo Cabrera Infante. Aunque no se me escapa que dejo fuera libros y autores que la brevedad de esta nota me impide señalar”.

WENDY GUERRA

“Los autores cubanos que no pudieron o pueden hoy publicar en su patria son escritores sin país, y para muchos, es casi un favor ser editados por editores foráneos porque no todos son negocio para esas editoriales. ¿A quién le importa hoy en tópico cubano? Tiene que ser algo excepcional para despertar tal interés internacional. A los agentes literarios les cuesta mucho venderlos porque su verdadero y numeroso público está en Cuba y aquí no pueden ser comercializados.

“La consecuencia general de todo esto son los bandos políticos, el odio que destilan los blog que se escriben de lado a lado. El combate de insultos y vanidad, desencanto y decadencia es, muchas veces incomprensible para el resto del mundo.Otra de las consecuencias es la pérdida del respeto por parte de los observadores, teóricos, intelectuales o editores extranjeros que, cuando escuchan o leen dichas discusiones aparentemente agudas, pero bordadas de indescifrables insultos, nos retiran su atención. A esto le llaman “rollitos cubanos” o “alta chusmería política”.

“Mis libros puntuales para nombrar lo vivido en estos años son: Negra, Todos se Van, y que hoy es un filme de Sergio Cabrera y que parte de un Diario Personal que abarca la infancia y adolescencia de Nieve Guerra una niña cubana en años en los que el estado, muy por encima de sus padres, decidía su suerte, su destino y el de sus contemporáneos. También citaría Nunca fui primera dama, este libro habla sobre estas cinco décadas donde la mujer no ha tenido voz dentro del poder real de la vida política cubana.

“Recomiendo a Pedro Juan Gutiérrez, Reinaldo Arenas, Cabrera Infante, Dulce María Loynaz, Leonardo Padura, Eliseo Diego, Reina María Rodríguez, William Navarrete, Ena Lucía Portela, Sigfredo Ariel, Atilio Caballero, Guillermo Rosales, Lezama Lima, Carlos Victoria“..

CARLOS ALBERTO MONTANER

“He escrito varios libros sobre el tema. Las novelas Perromundo (sobre la dolorosa elección entre la sumisión o la muerte), La mujer del coronel (sobre el control afectivo de una revolución que persigue el adulterio de las mujeres casadas con oficiales del ejército y cuadros del Partido) y Tiempo de canallas. Esta novela se centra en la vida ficticia, pero tejida con elementos reales, de un hispanocubano aparentemente trotskista, que participa en la guerra civil español. Esta es una narración sobre la traición, enmarcada en el ambiente de la Guerra Fría. Pronto saldrá publicada en España bajo el sello de Edhasa. También libros de ensayos: Informe secreto sobre la revolución cubana, Cuba: un siglo de doloroso aprendizaje, Viaje al corazón de Cuba y Los cubanos: historia de Cuba en una lección, entre otros.

“Entre las recomendaciones de otros autores la mejor historia de Cuba, con mucho, es Cuba: economía y sociedad (16 volúmenes) del profesor Leví Marrero. Es una portentosa obra, increíblemente escrita por un autor que, sólo con la ayuda de su mujer, en una modesta casa de Puerto Rico, reconstruyó la historia colonial cubana. Hoy ésa sería la obra de un equipo de investigadores”.

KARLA SUÁREZ

“Entre mis libros señalo dos novelas. Silencios (Premio Lengua de Trapo): una protagonista de mi generación que narra la vida de su familia desde los años setenta hasta la caída del muro de Berlín. Y Habana año cero (Premio Carbet del Caribe, inédita en España): cinco personajes se aferran a una absurda idea con tal de sobrevivir en 1993, el peor año del “Período Especial”.

“Recomiendo a Leonardo Padura y Jesús Díaz que narran períodos diferentes. Además, Cien botella en una pared, novela de Ena Lucía Portela y Habana Babilonia, un excelente ensayo de Amir Valle sobre la prostitución”.

ZOÉ VALDÉS

“Pese a que varios de mis libros fueron escritos dentro de Cuba, he escrito una literatura del exilio, como casi toda la gran literatura que se ha hecho en Cuba desde José Martí a Gertrudis Gómez de Avellaneda.

“Yo tuve la suerte de tener una gran abuela, muy anticastrista, y un padre preso durante cinco años, que no fue una suerte para él, pero a mí me abrió los ojos muy temprano. Tuve la suerte de tener una abuela que también me abrió los ojos desde niña. Y atendí más a mi abuela que a Granma (juego de palabras).

“Cuando salí de Cuba la primera vez tenía 23 años, fue acompañando a mi primer esposo Manuel Pereira, ahí descubrí el mundo, y todas las mentiras que nos habían contado.

“Cuando salí de Cuba definitivamente, la segunda vez tuve que aprender la verdadera historia de Cuba, yo tenía 34 años. Leer a Leví Marrero, los capítulos censurados de Fernando Portuondo, toda la historia censurada, y me di cuenta que mi abuela tenía razón en todo lo que me había querido enseñar de la historia de Cuba.

“Nunca me he arrepentido de mi exilio, siento que la libertad la aprendí en Francia, y en España aprendí a ser persona, porque fue España quien me dio primero que nadie la nacionalidad.

“De mi obra puedo hablar de La nada cotidiana, hay un antes y un después de esa novela, aunque me hayan querido silenciar tanto tirios como troyanos, en Te di la vida entera también abarco siete décadas de la historia de Cuba, hasta los años noventa, La Ficción Fidel, es el libro más directamente político, los anteriores son novela.

“De los escritores actuales que yo recomendaría están Juan Abreu, José Abreu Felippe, Luis de la Paz, Carlos Victoria, Yanitzia Canetti, Antonio Ricardo Valle, entre otros, y por supuesto, Guillermo Cabrera Infante, Reinaldo Arenas, Lydia Cabrera, Lezama, Sarduy, de los de siempre, de toda la vida”.

Dónde encontrar “Malditos bastardos” (España)

Portada_Malditosbastardos

Amigos, amigas, gracias a la página “Todos tus libros” os paso el enlace de las librerías en España donde se puede adquirir el primer número de la Clección G.

http://www.todostuslibros.com/libros/malditos-bastardos_978-84-95037-83-1

Deciros que particularmente en Madrid, la librería Rafael Alberti (calle Tutor 57, Moncloa) tiene varios ejemplares disponibles. Otras librerías céntricas donde también disponen de él son: La Central, Casa del Libro, además de muchas pequeñas como Tres rosas amarillas.

En el mes de febrero tenemos asegurados 2 envíos, uno a Managua, Nicaragua, y otro a La Habana. También estamos negociando otro a Honduras. Para los casos de Managua y Tegucigalpa confiamos en poder llegar a acuerdos para la venta de “Malditos bastardos” en las librerías más importantes de ambas ciudades.

Os seguiremos informando…

08 Legna

Carta de presentación de los maltidos bastardos (y malditas)

00 Gilberto Padilla

Me tocó leer anoche la carta enviada -horas antes del evento- por Gilberto desde La Habana, en donde presentaba a sus bastardos (y bastardas) a la par que transmitía su idea de lo que es (y lo que fue) la literatura cubana del siglo xxi.

Sin duda la apuesta estética de Gilberto y su editorial cubana está rompiendo los moldes (los temas, el ambiente) pero atención, esto es algo es importante: lo está haciendo desde dentro, con personas (bastardas editorialmente) que se concentran en escribir sobre sus fantasmas personales, ignorando el terreno conocido de la jinetera, la maraca, el ron.

Si hay ruptura o simplemente reacomodamiento vital y estético -como nos dio a entender Amado del Pino también anoche- es algo que está por verse. Y sobre todo algo que vamos a ver desde la Colección G. de Ediciones La Palma próximamente, cuando vayan saliendo de la imprenta los volúmenes monográficos de los bastardos (y bastardas).

Lo que sí creo que deja patente la lectura de este libro es lo siguiente: más allá de los temas u objetos de interés, la creación literaria cubana de la actualidad ha roto fronteras, quiero decir que está dejando de mirarse el ombligo (algo que ha hecho con mucho talento en numerosas ocasiones y que le ha brindado una identidad densa). No solo discurre en La Habana y en NYC, sino que los referentes culturales, incluso la intertextualidad, pertenecen a la cultura universal y, por qué no reconocerlo, a la norteamericana con particular vehemencia.

Para no extenderme más, ya que la idea es presentar un extracto de las palabras de Gilberto, les dejo con él a continuación (no dejen de fijarse en la fecha de escritura de la carta):

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“…Imaginemos, por un momento, que escribimos ese libro en Cuba. Imaginemos la literatura cubana contemporánea como uno de esos departamentos llenos de cuerpos destrozados, suciedad y mal olor. A estos diez Malditos bastardos habría que leerlos desde esa habitación. Es posible que ahí esté el secreto de este libro: en la profanación de las letras cubanas. Amputar a Zoé Valdés, a Pedro Juan Gutiérrez, a Leonardo Padura (que juntos suenan como un bufete de abogados implacables). Porque las editoriales extranjeras han contribuido a una especie de autismo insular, como si la literatura cubana fuera una creación de Anagrama, de Tusquets, de Planeta.

Para averiguar qué provoca un volumen como Malditos bastardos tal vez sirva pensar en la pregunta que nos hacemos después de leerlo. Y esa pregunta no es: ¿qué quiere decir?, sino: ¿qué pasó? Es decir: la misma pregunta que nos hacemos después de un crimen, un delito, una infracción. Porque el verdadero escándalo de estos diez narradores antologados consiste en atentar contra el principio de realidad de “lo cubano”. Lisiar la verdadera plaga de balseros, jineteras y Otelos que salen cada día a contagiar a la narrativa como su ébola. Como si la literatura cubana contemporánea fuera un parque temático, una atracción especial, una reserva natural: ¡Visiten este país disfuncional! –dice la copla– ¡Concédanse el estremecimiento de la cuban experience!

Pero a la vez que esto ocurre, comienza a saberse de la existencia de autores que se rebelan, a principios del siglo XXI, contra esa suerte de estética venérea. Nacidos generalmente en los umbrales de la década de los ochenta, para ellos el contexto de “lo cubano” constituye un mero dato anecdótico, un desafío, más que un mecanismo de legitimación. Autores que no pertenecen al panteón de las grandes editoriales, y por esa única razón no figuran en la alfombra roja del mercado mundial. Diez neuróticos gourmet que decidieron fundar una tradición que fuera distinta. Para ellos, esa Cuba de vademécums –como la de las guías turísticas de Christopher P. Baker o la que reproducen los aparatos ideológicos del Estado (AIE)– es el espejo del vampiro: un sitio donde no se ven reflejados, esto es: un no-lugar, un muro…”

La Habana, 4 de diciembre de 2014

Banner (con logo de Colección G.)

Presentado el número 0 de la Colección G.

Presentación 3

En la noche de ayer, el número 0 “Malditos bastardos” de la Colección G., fue presentada en la Librería Rafael Alberti de Madrid. Frente al público se sentaron Amado del Pino, Alfredo Lima e Ignacio Rodríguez.

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Amado del Pino disertó sobre los nuevos presupuestos estéticos de las escritoras y escritores antologados, analizando los relatos desde su atenta lectura y relacionándolos con otros autores insulares consagrados y la cultura cubana en general.

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Alfredo Lima dramatizó uno de los relatos del volumen de “Malditos bastardos”, escogido por Amado del Pino a causa de su dramaturgia, en este caso de Legna Rodríguez: “La planificación”, que dice…

“...a esta altura de su vida, la muchacha manca con­tinuaba enamorada de La Reina de La Prosperidad, pero La Reina de La Prosperidad había contraído matrimonio tres años y medio antes con La Mariposa Monarca y ambas vivían en México bajo el imperio de las pirámides. Otro daño irreparable: continuar ena­morada de alguien que ya construyó un hogar en el cual la muchacha manca no teñía ni daba color. Desde los doce años, la muchacha manca tenía una mariposa tatuada en su brazo izquierdo…

Gilberto Padilla presentó a sus diez malditos bastardos desde La Habana, en un escrito transgresor que fue aplaudido por los presentes. Él no estuvo físicamente pero…

“…Para averiguar qué provoca un volumen como Malditos bastardos tal vez sirva pensar en la pregunta que nos hacemos después de leerlo. Y esa pregunta no es: ¿qué quiere decir?, sino: ¿qué pasó? Es decir: la misma pregunta que nos hacemos después de un crimen, un delito, una infracción. Porque el verdadero escándalo de estos diez narradores antologados consiste en atentar contra el principio de realidad de “lo cubano”. Lisiar la verdadera plaga de balseros, jineteras y Otelos que salen cada día a contagiar a la narrativa como su ébola. Como si la literatura cubana contemporánea fuera un parque temático, una atracción especial, una reserva natural: ¡Visiten este país disfuncional! –dice la copla– ¡Concédanse el estremecimiento de la cuban experience!..”

Para el cierre del evento tuvimos la suerte de contar con la presencia del trovador David Henríquez, quien interpretó una canción inspirada en La Habana, perdón, en La Lisa.

David Henríquez

“Malditos bastardos”: En las librerías de España y venta por catálogo

 

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El número 0 de la Colección G “Malditos bastardos” inicia su andadura por las librerías de España esta semana, con motivo de su presentanción en la Librería Rafael Alberti de Madrid.

La primera edición del número 0 consta de 800 ejemplares y puede conseguirse con un precio rebajado vía correo postal en la web de Ediciones La Palma.

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Presentación de la Colección G. y su número 0 inaugural “Malditos bastardos”

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El próximo jueves 4 de diciembre, a las 7:30 de la tarde, tendrá lugar en la Librería Rafael Alberti de Madrid (calle Tutor 57, Metro Moncloa y Argüelles) la presentación de la Colección G. y de su primer número “Malditos bastardos”.

 

  • Presentación de los invitados y breve comentario sobre el origen de la Colección G. Ignacio Rodríguez, Ediciones La Palma
  • Lectura de la carta enviada por Gilberto Padilla desde Cuba, Director de la Colección G.
  • Introducción al contexto literario cubano actual. Amado del Pino, Premio Nacional de Dramaturgia, Cuba.
  • Lectura de un relato del libro por Alfredo Lima (Aladino), Actor de teatro, Cuba

Conversatorio: 15 minutos

Vino y sones cubanos

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